Morir con las botas puestas
emifinales del Mundial de Suiza 1954. Hungría y Uruguay, defensora del título, se enfrentan por un puesto en la gran final de Berna. El partido finaliza con 4-2 a favor del magnífico equipo magiar. Lo de menos fue el resultado, en aquel encuentro sucedió algo que escapa a la lógica.