Se trata de una de las grandes rivalidades del planeta fútbol. El Superclásico argentino no deja indiferente a nadie.
Puede ser un partido con mayor o menor calidad, pero hay algo que nunca le faltará, emoción. Apenas media hora en coche separa sus estadios y, cuando no aparecen los burros de turno la ciudad se engalana para vivir la fiesta del fútbol.
Los aficionados alientan sin parar desde las gradas, ya sea en El Monumental o La Bombonera, mientras los jugadores lo dejan todo sobre el césped para vencer al eterno rival y tener unas cuantas semanitas de pitorreo.

Xeneizes y Millonarios mantienen una rivalidad centenaria (Fuente: www.rtve.es)
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