Hace tiempo que el fútbol dejó de ser un deporte para convertirse en una máquina de hacer dinero que no entiende de colores, sentimientos ni lealtades.
Con el paso de los años el fútbol-negocio fue sucumbiendo más y más a la mercantilización, hasta el punto de relegar a un segundo plano la cuestión deportiva y supeditar todo a los aspectos económicos.
Todo en el deporte rey susceptible de ser explotada económicamente. Se exprime hasta la extenuación, haciendo de los clubes auténticos monstruos de generar dinero.
El problema se agudiza cuando el club se convierte en víctima de la megalomanía de sus dirigentes y es devorado por eso que llaman “el mercado”.

El Valencia coqueteó con el descenso en varias ocasiones durante la década de los 80 (Fuente: twitter.com)