Casi en el ecuador de la temporada a los che les tocó visitar el campo del Espanyol justo después de perder contra el Deportivo de La Coruña, por entonces en lo más alto de la tabla.
En la primera mitad los locales se adelantaron 2-0 dejando al técnico madrileño con la soga al cuello, ya que, si su equipo caía la paciencia de la directiva podía tocar a su fin.
Pero al regreso de los vestuarios, en apenas 7 minutos, entre el 59’ y el 66’, los che le dieron la vuelta al marcador, gracias a este doblete de Rufete y el tanto de Adrian Ilie que dio el triunfo a los valencianistas.
Esta victoria fue balsámica y sirvió para dar tranquilidad a un equipo que protagonizó una segunda vuelta memorable para conquistar su quinto título de Liga tras algo más de tres décadas de sequía.
Benítez estuvo en la cuerda floja, pero sin saberlo aquel doblete de Rufete fue el punto de inflexión para entrar en una de las mejores etapas en la historia del Valencia CF, que se saldó con dos Ligas, una Copa de la UEFA y una Supercopa de Europa en apenas tres campañas.
