«Se puede dejar de correr, o dejar de entrar en juego durante largos minutos; lo único que no se puede dejar de hacer es de pensar»
César Luis Menotti
«Se puede dejar de correr, o dejar de entrar en juego durante largos minutos; lo único que no se puede dejar de hacer es de pensar»
El hilo de esta historia son unas supuestas declaraciones calentando el encuentro de Hugo Orlando «El Loco» Gatti, arquero de Boca, en las que llama «tonel regordete» a un todavía imberbe muchacho, de frondosas cejas y pelo a lo afro que marcaría para siempre el fútbol mundial, aunque Gatti todavía no podía imaginarse nada de esto.
En esos tiempos, era poco más que una promesa que acaba de cumplir la veintena y que por aquel entonces vestía la camiseta de los bichos colorados.
«Los lunes siempre pienso en cambiar a diez jugadores, los martes a siete u ocho, los jueves a cuatro, el viernes a dos, y el sábado ya pienso que tienen que jugar los mismos cabrones»
Este tanto tuvo dos vertientes. Un país vivía el júbilo de la victoria, mientras que el otro se ahogaba entre lágrimas tras la inesperada derrota.
Nuestro protagonista trabajó como panadero y en una fábrica de aluminio mientras comenzaba a jugar al fútbol en el modesto Estadio Pocitos.
Tras un breve paso por el Palermo (el uruguayo, no el italiano), con 18 años llegó a las divisiones formativas de Peñarol.
En 1946 debutó en la primera categoría del fútbol charrúa. Fueron 23 partidos y 13 goles que le consolidaron en el equipo.
Twitter feed is not available at the moment.
Comentarios recientes