Con la celebración del mundial de Uruguay 1930, Benito Mussolini vio en aquel evento deportivo un escaparate que encajaba a la perfección con su concepción ultranacionalista del estado y una forma inmejorable de promocionarlo.
Ya durante la disputa de ese primer mundial, el de Uruguay 1930, y sin que Italia participase, se le atribuyen ciertas injerencias, que en principio formaban parte de un plan de Il Duce en su megalómana idea de Italia conquistase el campeonato del mundo.

Italia realiza el saludo fascista antes su primer partido en el Mundial 1934 (Fuente: www.elcomercio.es)