El futbol es un deporte tan maravilloso como impredecible. Un día eres el mejor club del mundo y al siguiente te tildan como una banda de “mataos”.
Como diría el gran Manolo Preciado, “Ni ahora somos el Bayern Leverkusen, ni antes éramos la última mierda que cagó Pilatos”
Esa naturaleza de ciencia inexacta es lo que lo hace realmente apasionante este deporte. Es habitual que los equipos gocen de ciclos gloriosos, para después caer en profundas crisis y volver a levantarse.

Otto Rehhagel levanta el trofeo de campeón de la Bundesliga conquistado con el FC Kaiserslautern en 1998 (Fuente: www.dw.com)
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