Estadios de fútbol y campos de muerte

El 11 de septiembre de 2023 se han cumplido 50 años del golpe de estado de Chile.

Desde 2001 los atentados del 11 dejaron en un segundo plano el golpe de estado de Pinochet que puso fin a la democracia chilena, pero no por ello ha perdido importancia.

Evidentemente este cambio de escenario político tuvo un impacto significativo en el mundo del fútbol chileno.

No me quiero detener demasiado con el contexto, pero creo que es importante conocer como y que sucedió.

Chile tenía un estado democrático donde el socialista Salvador Allende ganó las elecciones de 1970.

Desde un principio EE.UU calificó esto como contrario a sus intereses políticos y económicos en la zona.

La famosa frase de Nixon “Si hay una forma de derrocar a Allende, hagan lo que sea necesario”, dejando a las claras las intenciones del gobierno norteamericano.

USA congelo los activos chilenos en el extranjero, cerró el grifo del crédito norteamericano a las empresas e instituciones chilenas, dificultó el comercio exterior chileno y la importación de productos a chile y resumiendo, puso todas las trabas “legales” que pudo a Allende y su gobierno.

Llegó a devaluar voluntariamente el valor del cobre, principal industria chilena con el fin de dañar su economía.

Todo esto se hizo para responsabilizar a Allende de la mala situación económica del país y que los chilenos cambiaran de idea.

Como ni todo esto funcionó, la CIA participó activamente en el golpe de estado de Pinochet y derrocó a Allende.

Por cierto, todo esto no lo digo yo, lo admiten documentos norteamericanos desclasificados recientemente.

El 11 de septiembre de 1973 Pinochet daba un golpe de estado, el ejercito tomaba las calles y bombardeaba el palacio presidencial con Allende en su interior.

Finalmente Salvador Allende se suicidaba durante el asalto al Palacio de la Moneda.

Entonces llegó la represión de todo chileno contrario a los golpistas, intelectuales, funcionarios, sindicalistas y hasta cantantes, como Víctor Jara.

Pero bueno, vayamos al fútbol.

Todos esos detenidos contrarios al nuevo régimen, a los que había que recluir, torturar y hasta asesinar, requerían de una infraestructura.

Evidentemente no había tantas cárceles ni lugares de reclusión en Chile para esa ingente cantidad de gente y así se convirtieron muchas instalaciones deportivas en campos de concentración.

Básicamente todo el que tuviera algo que ver con el gobierno anterior, incluso simplemente simpatizando estaba en peligro.

Uno de estos centros fue el Estadio Chile, uno de los más importantes del país situado en Santiago, la capital.

Allí fueron recluidas, torturadas y asesinadas miles de personas, entre ellas quien hoy da nombre al Estadio.

Fue la primera instalación publica deportiva techada del país, construida en 1969 celebró allí el certamen musical Nueva Canción Chilena.

Certamen que ganó Victor Jara, quien hoy lleva su nombre.

Jara fue recluido allí el 12 de septiembre y tras ser torturado en varias ocasiones fue asesinado el 16 de septiembre.

Muchos de ellos espacios o recintos deportivos, como ya he mencionado.

Pero si hubo uno especialmente singular, por su importancia, fue el Estacio Nacional de Chile.

Este se trataba del principal estadio de fútbol del país.

Por allí pasaron más de 40.000 prisioneros de los que se desconoce el número de asesinados.

En un solo día se documentaron más de 7000 detenciones.

Todas las dependencias del estadio fueron utilizadas como partes de una cárcel o un campo de concentración improvisado.

Desde vestuarios, graderío, al propio campo.

Hoy en día es un museo memorial con homenajes continuos a los allí represaliados.

Estatuas, placas o monumentos recuerdan a las víctimas.

El Estadio Nacional hizo estas funciones desde el 12 de septiembre hasta el hasta el 9 de noviembre.

Allí se disputó un partido de futbol, bueno o algo así.

Lo que se llamó el partido fantasma del 21 de noviembre de 1973.

Lo curioso es que ante las quejas de los soviéticos demandando un cambio de sede por razones de seguridad se dio el visto bueno al estadio.

Pinochet y su régimen eran claramente anticomunistas y la URSS un estado socialista que creyó peligroso meter a sus jugadores en ese avispero.

Pues bien, cuando se inspeccionó el estadio, a principios de noviembre, aun quedaban presos escondidos en algunas dependencias, pero sorprendentemente se dio el visto bueno a la sede.

Evidentemente los soviéticos se negaron a jugar y perdieron la eliminatoria.

Una vez más un templo del fútbol denigrado por la barbarie política.

Memoriales a las víctimas de la barbarie. (Fuente: peru21.pe)