La noche de los enamorados de 2017 se llevaron cuatro “regalitos” del Parque de los Príncipes. Casi un mes después pocos eran los que todavía confiaban en una remontada del equipo azulgrana.
Luis Suárez ponía la primera piedra en el minuto 3. Pese a las múltiples ocasiones, con un equipo parisino parapetado en su área, hasta el minuto 40 y en una jugada de lo más extraña no llegó el segundo tanto culé.
Llegaban al descanso con la mitad del trabajo hecho. A los cinco minutos de la reanudación Messi de penalti dejaba la hazaña a un solo tanto.
El más difícil todavía
12 minutos más tarde Cavani iba a fulminar casi todas las esperanzas culés. Tenían 28 minutos para marcar 3 goles o se despedirían de las noches europeas esa temporada.
El mazazo dejó en estado de shock a casi todos los jugadores. Excepto a uno. Neymar seguía creyendo.
En el 89 clava una falta por la escuadra. Nada más sacar de centro los azulgrana lanzan un balón en largo, Luis Suárez se deja caer descaradamente dentro del área y el árbitro pica. El brasileño puso el 5-1 desde el punto de penalti.
Quedaban 4 minutos de descuento y un gol para lograr una de las mayores machadas futbolísticas en el Viejo Continente.
Y el milagro llegó. En el 95. Tras varios intentos, Neymar cuelga el balón y Sergi Roberto completamente libre de marca empuja el balón al fondo de las mallas.
Aquel gol de Sergi Roberto retumbó por toda Barcelona. Les habían dado por muertos y en solo 5 minutos le dieron la vuelta a la eliminatoria. Increíble.