Este recurso para asistir o marcar tienden a utilizarlo aquellos que tienen la pierna menos dominante para “bajar del autobús” como suele decirse en el argot. Con tal de darle con la “buena” se las ingenian hasta el punto de hacer un escorzo casi antinatural.
El 19 de julio de 2015 un jovencísimo Jonathan Calleri marcó uno de los goles de rabona más bellos que se recuerdan. Este tanto que puso patas arriba La Bombonera y dio la vuelta al mundo sirvió para cerrar la victoria 2-0 de Boca Juniors ante Quilmes.
Palacios, autor del primer gol del partido, dejó solo ante el portero a Calleri, que trató de darle el “pase de la muerte” a Tévez, pero el balón rechazó en un zaguero del conjunto cervecero y volvió a caer en sus pies.
Ni corto, ni perezoso cruzó su pierna derecha por detrás de la izquierda y se sacó una rabona monumental con la que superó al meta rival.