Muchas veces una tragedia marca el destino de un equipo, una selección o de un jugador.
Normalmente se recuerda a los que se creía predestinados a alcanzar la gloria y de golpe y porrazo una situación trágica provoca que el sueño se desvanezca.
Las catástrofes aéreas en el mundo del fútbol merecen un capítulo aparte, ya que, por lo general suelen hacer desaparecer una generación entera de jugadores, por lo que a la conmoción que provocan en la entidad, hay que sumarle un vacío deportivo difícil de llenar.
Tenemos infinidad de ejemplos, el reciente caso del Chapecoense en 2016, el del Manchester United en 1958 o la catástrofe sufrida por el Torino FC en 1949 y por la selección de Zambia en 1993.

Zambia en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 (Fuente: as.com)