Gracias al mecenazgo de la aristócrata Lady Florence Caroline Dixie, que ayudó a la capitana Nettie Honeyball a fundar dicho equipo. Todo surgió tras un anuncio en el Daily Graphic publicado en 1894 al que se apuntaron 30 mujeres.
El por entonces futbolista del Tottenham Hotspur, John William Julian se ofreció a entrenar al equipo.
Primer paso de un largo camino
Dos meses después de su fundación, el 23 de marzo de 1895, organizaron un partido en el Crouch End de Londres entre sus componentes, “The North” derrotó a “The South” por 7-1. Las primeras vistieron de rojo y las segundas de azul, representando a ambas zonas de la capital de Inglaterra.
A dicho encuentro asistieron más de 10..000 espectadores (batiendo un récord de asistencia), pero al mismo tiempo hubo un aluvión de críticas por parte de los que pensaban que el fútbol no era para mujeres. Imaginaos la revolución que supuso verlas luciendo camiseta, pantalón y botas, rompiendo por completo los cánones de la época.
Años antes del nacimiento del British Ladies Football Club surgió en Escocia el denominado Mrs. Graham’s XI, mujeres que eran obligadas a jugar con tacones y que utilizaban pseudónimos para ocultar su verdadera identidad.
La lucha constante
El 20 de mayo de 1881 estaba previsto que jugasen en Glasgow su primer encuentro ante 5.000 personas, pero tuvo que ser suspendido en la segunda mitad por una violenta invasión de campo en la que varias jugadores fueron golpeadas.
Las British Ladies Football Club durante su corta existencia disputaron más de un centenar de encuentros con fines benéficos en varias ciudades de Inglaterra. Esto les sirvió para atraer la atención de la prensa y sumar más adeptos a su causa.
Tras aquella gira las jugadores regresaron a sus vidas cotidianas, pero habían plantado una semilla. Las mujeres sí podían jugar al fútbol. Al menos hasta 1902 cuando la Football Association prohibió el fútbol femenino argumentando que era un deporte demasiado rudo para mujeres.
Pese a esta medida extrema no pudieron evitar que muchas le dieran a la pelota durante los descansos en las duras jornadas de trabajo en la fábrica.
Esta prohibición estuvo vigente hasta comienzos de la década de 1970 cuando se disputó el primer Mundial Femenino, aunque aún sin reconocimiento oficial de la FIFA.
Desde la iniciativa de Nettie Honeyball y las Britsh Ladies Football Club a finales del siglo XIX han sido muchas las mujeres que han reivindicado su derecho a disfrutar de este deporte.
Por suerte no todo es odioso en el fútbol moderno y en las últimas décadas hemos avanzado bastante en este sentido. Al fin y al cabo el fútbol no es cuestión de género sino de pasión.
