Puede que no para los grandes clubes que tienen gran parte del pastel de los derechos televisivos, pero sí para los equipos más humildes. Además, nadie podrá negar que el espectáculo quedaría muy deslucido sin ellos llenando de color las gradas.
Es un juego pensado para divertirse practicándolo y hacer disfrutar a aquellos que siguen con devoción a un equipo o que simplemente están enamorados del fútbol sin importar los colores.
El fútbol sin aficionados, no es nada. Por este motivo os queremos hablar de uno de los hinchas más fieles que se recuerdan en el fútbol español. José Rico, conocido por la afición del Real Murcia como el Panadero de Archena.
Con la misma devoción que animaba al Real Murcia amasaba el pan cada madrugada en ese cercano municipio a la capital murciana.
Los que le conocieron destacan de él su enorme generosidad. Nunca permitió que se quedase sin pan alguien que no pudiese pagarlo.
Ese altruismo también lo derrochó en las puertas de La Condomina. Cuentan que muchas veces dejaba sus abonos a algún niño que se los pedía y él se pagaba otra entrada para acceder al estadio.
Pasión pimentonera
Cuando el equipo flaqueaba o consideraba que necesitaban más apoyo, desde la grada baja y pese a que en sus últimos años apenas tenía voz, arrancaba el grito, “¡¡UR-CIA, UR-CIA!!”, mientras caminaba sin cesar entre las butacas para levantar el ánimo del resto de aficionados.
Si el equipo encajaba un gol animaba con más fuerza. Si empezaban a escucharse pitos tras un gol en contra, el Panadero de Archena ponía más ahínco.
Como si fuese un director de orquesta se empeñaba en que la afición grana apoyara al equipo sin importar el resultado.
La devoción que sentía José Rico por el Real Murcia era palpable cada domingo en La Condomina. Durante su vida dejó varias anécdotas que no hicieron más que reafirmar la pasión que sentía por el equipo de sus amores.
Cuando su hijo estaba a punto de nacer, el Panadero de Archena, le dijo a su mujer que tenía que ir a un recado. Su Real Murcia jugaba y él no se lo podía perder. Al regresar del partido su hijo ya había nacido.
Más adelante en el tiempo contó que su mujer le dio a elegir entre fumar o asistir a los encuentros de su equipo. José Rico no dudó un instante. Desterró el tabaco de su vida.
Su mayor ilusión tras la jubilación era entrenar a niños y niñas para hacer contribuir a la cantera del Real Murcia. La pasión futbolera le acompañó durante sus 74 años de vida.
En las buenas y en las malas
Desde la grada el Panadero de Archena vivió la época más dorada del Real Murcia, permaneciendo en Primera División seis temporadas consecutivas durante la década de los 80.
En la temporada 1986-1987 lograron su mejor clasificación, décimo puesto. Fue en la famosa Liga del play-off.
No dejó de asistir en los 90, cuando el Real Murcia se convirtió en un “equipo ascensor”. Tampoco cuando el club sufrió una importante crisis deportiva y social. Cayeron al pozo de la Tercera División y tuvieron que vender La Condomina para sanear las maltrechas cuentas del club.
Durante la celebración del centenario del Real Murcia, la última temporada de los pimentoneros en Primera División, una banda local, Second, escribió un nuevo himno para el equipo. El Panadero de Archena tuvo su merecida estrofa. No podía ser de otra forma.
En aquella temporada el Real Murcia batió el récord de abonados y la directiva hizo un gran dispendio en fichajes, entre ellos Fernando Baiano, por el que se pagaron 5 millones de euros. El traspaso más elevado para la entidad pimentonera.
De mal en peor
Los resultados no acompañaron y perdieron la categoría. Un año después el club entró en concurso de acreedores y descendió a 2ªB. La crisis parecía no tener fin. Pero aún no habían tocado fondo.
En la 2013-2014 pese a disputar el play-off de ascenso a Primera, el Real Murcia fue descendido por la LFP a 2ªB por diversos impagos.
La afición pimentonera se echó a las calles para protestar, como años atrás hicieran Celta de Vigo y Sevilla FC y, que dio como resultado la Liga de 22. Ellos no tuvieron tanta suerte.
Pese a contar con el apoyo de la AFE y que la RFEF instaba a cumplir el auto de un juez en el que se decretaba que el Real Murcia debía jugar en Segunda División. Un juez a instancias de la LFP desestimó dicha resolución concediendo la plaza al CD Mirandés.
Prácticamente sin jugadores, ya que, la temporada había arrancado el Real Murcia fue obligado a jugar en la categoría de bronce.
Fue entonces cuando Raúl Moro, tras el fallecimiento del presidente Jesús Samper, compro el club. La ola de ilusión inicial se evaporó rápidamente por los recurrentes impagos.
Tras un tedioso caso ante el TAS por discernir la propiedad del Real Murcia, fueron los aficionados quienes dieron un golpe en la mesa. No iban a consentir más atropellos.
Los aficionados toman las riendas
Hartos de ver el expolio al equipo de sus amores decidieron tomar el mando. Había que hacer frente a una deuda de 50 millones de euros.
Así nace la plataforma SOS Real Murcia y posteriormente #HazloTuyo, que comienza a recaudar dinero para atomizar la propiedad el club y que éste no quedase en manos de un único propietario como antaño.
En la actualidad se encuentran inmersos en una segunda ampliación de capital, cuya última fase arranca el próximo 27 de mayo, con la intención de mantener el modelo alemán, por el que ningún accionista puede tener más de un 49% de las acciones del club.
No hay mejor reclamo para esta campaña que la figura del Panadero de Archena. Su aficionado más fiel. Alguien que siempre estuvo para animar al equipo.
Pese a que las fuerzas le flaqueaban no dejó de acudir a La Condomina. Sabía que su tiempo se agotaba y más de una vez lamentó que no podría ver al mejor Murcia de la historia en Primera División.
José Rico nos dejó en 2002, pero su espíritu sigue vivo en el corazón de toda la afición grana.
