Pronto se convirtió en ídolo celtiña y la afición le apodó cariñosamente «El Zar de Balaídos».
Su exquisita técnica fue parte de la mejor etapa en la historia del conjunto vigués.
Al finalizar la temporada 2004 el Celta bajó a Segunda División y rescindieron su contrato. Tras varios meses sin equipo Dmitri Piterman recurrió al veterano jugador ruso y lo fichó para «su» Deportivo Alavés.
Por aquel entonces Mostovoi tenía 36 años y en Mendizorroza disputó únicamente 12 minutos, que le bastaron para anotar su último gol como futbolista profesional. A los pocos días, solo un mes después de firmar, dejó el fútbol para siempre.
Para ello alegó problemas de espalda, aunque suena más a falta de ganas.