En el
fútbol de antaño existía la curiosa costumbre de aglutinar varios jugadores de una misma nacionalidad, dando lugar a los denominados clanes.
En ocasiones incluso eran fichados de una sola tacada. Ahora se da más lo de un representante que con uno bueno coloca un par de paquetes al mismo equipo, casi a modo de mordida.
Hubo múltiples clanes, pero recordamos especialmente por su trascendencia al Milan de los holandeses, el Inter de los alemanes, el denominado “Cartel” de Pucela, el Zaragoza de los paraguayos y el que hoy nos ocupa, el Racing de los rusos.

Racing de Santander en la 1993-1994: Ceballos, Pablo Alfaro, Merino, Quique Setién, Radchenko y Zygmantovich (arriba). Roncal, Popov, Torrecilla, Gelucho y Geli (abajo) (Fuente: twitter.com/futbolcarroza)
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