Pese a ser la cenicienta, en un grupo con Francia e Inglaterra, los vigentes campeones de la Copa Asiática rascaron un empate ante Checoslovaquia en la primera jornada que les permitía soñar con la clasificación.
Cuatro días después se veían las caras también en el Estadio José Zorrilla con la Francia de Michel Platini, a priori muy favorita para conseguir la victoria, con un equipo que era la base del que sería campeón de Europa dos años después.
Además los galos llegaban con urgencias al encuentro tras haber perdido 3-1 frente a Inglaterra.
Aquel 21 de junio de 1982 sobre el césped del campo pucelano se vivió una de las anécdotas más surrealistas en la historia del torneo.
¿Quién ha pitado?
Los galos encarrilaron el encuentro con los tantos de Genghini (31’), Platini (43’) y Six (48’). En el 75’ Kuwait recortó distancias gracias al gol de Al Balushi.
A falta de 10 minutos para el final se armó un buen lío. Alain Giresse aprovecha una excelente asistencia de Platini para batir al meta rival.
En medio de la jugada sonó un silbato en la grada ¿Quién lo sopló? Nadie lo sabe. El caso es que los kuwaitíes se frenaron pensando que habían señalado fuera de juego.
Miroslav Stupar, colegiado del encuentro, dio por bueno el tanto galo y rápidamente fue rodeado por los futbolistas árabes, muy enfadados por el sonido de aquel dichoso silbato.
Desde el palco de autoridades el jeque y presidente de la Asociación de Fútbol de Kuwait Fahd Al-Ahmad Al-Yaber Al-Sabah se quejaba enérgicamente.
Ni corto ni perezoso abandonó su localidad para personarse en el césped con el misterioso maletín que siempre le acompañaba.
Empezó a decirle a sus jugadores que se retirarán a los vestuarios ante la atónita mirada del resto de espectadores, jugadores franceses y trío arbitral.
Fulminado
La Guardia Civil no solo no le impidió la entrada al terreno de juego, le custodió hasta el árbitro.
Tras unos breves instantes de conversación, esta vez sí, Stupar hizo sonar su silbato para anular el tanto mientras el jeque abandonaba sonriente el terreno de juego
Ante este cambio de opinión llegaron las protestas del seleccionador francés Michel Hidalgo, que fue expulsado de inmediato por el colegiado soviético.
El jeque no pudo evitar que los galos anotaran el cuarto y definitivo gol en el último minuto de partido, por medio de Maxime Bossis.
Su selección perdió e hizo lo propio ante los ingleses, quedando eliminada a las primeras de cambio.
Por su parte, el colegiado soviético de aquel Francia vs Kuwait fue el mayor damnificado por lo sucedido. Le retiraron la licencia de arbitraje y no pudo volver a ejercer en partidos internacionales.
El jeque fue multado por la FIFA con una cantidad irrisoria de dinero (10.000 dólares) teniendo en cuenta su potencial económico.
Fue asesinado ocho años después durante la invasión iraquí de Kuwait, que provocó la conocida como Guerra del Golfo.
Violento final para el protagonista de la anécdota más surrealista y bochornosa en la historia de la Copa del Mundo.
Los kuwaitíes que abandonaron por la vía rápida el torneo, dejaron en el zoo de Bilbao un camello que les acompañó en los tres encuentros a modo de amuleto.