Con la profesionalización del fútbol aun en pañales, surgieron varios conflictos de tipo laboral que unieron a los jugadores profesionales para luchar por el reconocimiento sus derechos.
En 1978, en plena transición política surgió la Asociación de Futbolistas Profesionales (AFE), como otros tantos sindicatos en la España de la época.
Desde entonces este organismo sería el encargado de velar por los derechos de los jugadores, al más puro estilo de un sindicato sectorial.
La AFE fue muy bien recibida por los jugadores, que se afiliaron masivamente y a punto estuvo de protagonizar la primera huelga en el mundo del futbol en septiembre del mismo año, con el derecho a huelga aun por reconocer en España.
Con los posos de aquel conato aún calientes, el 4 de marzo de 1979, los jugadores profesionales de fútbol ejercían por primera vez el derecho a huelga, contando ya con el amparo de la Constitución.
Esta primera huelga futbolistas se denominó la huelga de las“Botas Caídas” y sus reclamaciones eran: supresión de la edad máxima para jugar en Tercera División (23 años), reconocimiento de la seguridad social como cualquier otro trabajo y supresión del derecho de retención.
Era una norma mediante la cual los clubes renovaban automáticamente a sus jugadores evitando su marcha a otros clubes.
Luchando por sus derechos
A pesar de tener que viajar con sus equipos, los jugadores consiguieron que la jornada 23 de aquella temporada no se disputase y forzaron a la administración, clubes y RFEF a sentarse a negociar.
La primera huelga de futbolistas en España fue todo un éxito, limitándose temporalmente ese derecho de retención.
La situación volvió a repetirse en 1981, esta vez exigían el pago de las deudas pendientes, que multitud de clubes tenían con sus jugadores. Tras una jornada de parón y una segunda disputada con juveniles se llegó a un acuerdo.
Hubo otros intentos fallidos, como la nueva convocatoria de huelga a falta de 3 jornadas para la conclusión de la temporada 1981-1982, de nuevo reclamando pagos atrasados y la creación de llamado fondo social de futbolistas.
La proximidad del Mundial seguramente influyó en el escaso seguimiento que tuvo aquella huelga de futbolistas, que se desconvocó al día siguiente. Pese a todo AFE y RFEF alcanzaron un acuerdo.
El fútbol cada vez era un negocio más lucrativo, al mismo tiempo que se avanzaba en la mercantilización, la única herramienta de los jugadores para mejorar sus derechos era la AFE.
Siempre que hablamos de estas cosas se tiende a pensar en las grandes estrellas del fútbol, cuando realmente son los que menos se benefician de estos avances, ya que quizá ni los necesiten. Los grandes beneficiados son los futbolistas más vulnerables, esos que no cobran millonadas.
Así llegamos al 9 de septiembre de 1984, los afiliados a la AFE decidieron mayoritariamente en asamblea convocar otra huelga de futbolistas.
Más demandas
Sus reivindicaciones se plasmaron en un documento de 10 puntos que mezclaba viejas demandas con nuevas exigencias, como la participación de los jugadores en la negociación de los emergentes contratos televisivos, tan importantes en la actualidad.
Pedían la eliminación de restricciones por motivos de edad, aumento de penas por impagos e incluso la pérdida de categoría del club si se mantenían en el tiempo, el cobro de deudas pendientes, regulación de la carta de libertad y negociación en cuanto al calendario.
También había algunos puntos para la administración, que hacían referencia al reconocimiento de su actividad laboral de cara a la Seguridad Social o algunas medidas fiscales.
De vital importancia para los jugadores fue el apoyo de los futbolistas extranjeros, eran minoritarios, tan sólo dos por equipo, pero en su mayoría eran piezas clave en sus plantillas y gozaban de gran popularidad mediática.
La LFP y los clubes se reunieron al día siguiente y la respuesta de los clubes fue unánime. la Liga no se iba a parar, buscarían alternativas para que continuase con normalidad.
A falta de jugadores profesionales, salvo la minoría que no secundó la huelga de futbolistas, los clubes alinearían jugadores juveniles e incluso amateurs para disputar los partidos de esa jornada.
Una jornada atípica
Y así fue, en los estadios se recitaron alineaciones inéditas con jugadores totalmente desconocidos.
Aquella jornada dejó infinidad de anécdotas. Los clubes rebajaron sustancialmente el precio de las localidades para evitar la espantada generalizada de los aficionados. Aún así la asistencia fue muy pobre.
La falta de caras conocidas no se tradujo en escasez de buen fútbol. Buen ejemplo es el de la afición colchonera que con su equipo goleando 3-0 a CA Osasuna cantaron “Que no vuelvan, que no vuelvan” en referencia a los jugadores profesionales del Atlético de Madrid.
Las triquiñuelas fueron de todos los colores, el Sporting de Gijón alineó a Eloy y Pedro gracias a que estaban haciendo la mili y no estaban considerados profesionales como tal.
Muy sonado fue el caso de García Pitarch, que rechazó en repetidas ocasiones las ofertas de renovación del Valencia CF, en el que jugaba desde la temporada anterior, pero con el que aun no tenía contrato profesional al no haber llegado a un acuerdo por discrepancias económicas.
La mayoría de los jugadores en aquella atípica jornada de Liga fueron juveniles salidos de los terceros equipos de los clubes, ya que los “B” estaban afiliados mayoritariamente y también solían ser futbolistas profesionales.
Otra anécdota curiosa fue la del derbi alicantino. El Rico Pérez amaneció con las porterías arrancadas el día del partido. El partido finalmente se pudo disputar y terminó con victoria del Hércules CF por la mínima.
Pese a la huelga de futbolistas. La Liga no para
El CD Málaga tenía que visitar el fortín de Atotxa para medirse a la Real Sociedad, por lo que pudiera pasar realizaron el interminable viaje en autocar desde la capital de la Costa del Sol hasta San Sebastián los miembros de la primera plantilla junto a juveniles y jugadores amateur.
En muchos casos fueron partidos desiguales, como el del Luis Casanova, en el que el Valencia CF alineó a muchos jugadores del Mestalla con alguna estrella del primer equipo como el mencionado García Pitrach.
El RCD Espanyol solo pudo presentar a su equipo de regional y terminó goleado 5-1.
La traición de Pitarch a sus compañeros de profesión no pasó inadvertida para el público che, que no perdió la oportunidad de hacérselo saber. El esquirol obsequió a su afición con un corte de mangas.
El Camp Nou también dejó alguna anécdota curiosa en la visita del Real Zaragoza. El FC Barcelona saltó al terreno de juego con su tercer equipo, en aquel momento en 2ªB.
Terry Venables decidió ceder el banquillo a Lluis Pujol, su técnico habitual, al que supuestamente prometió obsequiar con su prima en caso de conseguir la victoria.
Los azulgrana vencieron 4-0 pero “Pujolet” solo recibió 5.000 pesetas, como en cualquier otra victoria de su equipo, de las 100.000 pesetas prometidas por el técnico británico nunca más se supo. Eso sí, la rueda de prensa que tuvo que darla, aunque no constaba en su contrato.
La directiva premió a toda la plantilla con un reloj Seiko bañado en oro con fecha y resultado grabados, que todos los héroes de aquel día guardan con cariño.
Resolución del conflicto
La mayoría de aquellos futbolistas no volvieron a pisar un estadio de Primera División en su carrera, pero para algunas futuras figuras aquel día fue su presentación en sociedad. Luis Milla, por ejemplo debutó como blaugrana esa jornada.
Caras aún desconocidas que terminaron triunfando como Sebastián “Pipiolo” Losada, Loren, eterno capitán de la Real Sociedad, «Paquete» Higuera con el RCDMallorca, «Los Leones» Genar Andrinua, Lizarralde y Ferreira o el sevillista Rafa Paz aparecieron en los terrenos de juego de Primera aquel día.
Cuando parecía que los clubes iban a ganar la partida ante la imposibilidad de la AFE de parar la competición, apareció en escena un juez, que decretó ilegal sustituir a los jugadores profesionales por juveniles, suspendiendo de inmediato la siguiente jornada.
Así terminó la efímera carrera profesional de muchos jugadores que cumplieron el sueño de debutar con el equipo de sus amores.
Las medidas del juez obligaron a los clubes a sentarse a negociar y finalmente se acercaron posturas hasta cerrar un acuerdo que satisfacía con la mayor parte de las exigencias de la AFE.
La resolución del conflicto llegó el mismo día en que debían disputarse las competiciones europeas, en las que reaparecieron los jugadores profesionales.
