Coímbra fue el epicentro de las protestas estudiantiles contra la dictadura de Salazar. Un régimen que oprimía a su pueblo, mientras continuaba inmerso en las interminables guerras coloniales.
A todo lo anterior se le unía que Portugal seguía siendo el país más pobre de Europa. Una desazón que asfixiaba a sus ciudadanos, que finalmente decidieron levantarse contra el opresor.
La chispa para la denominada Revolución de los Claveles se iluminó el 22 de junio de 1969 en la final de la Copa de Portugal que disputaron Académica de Coimbra y Benfica.
Fundado en 1887 por un grupo de universitarios, peleó con los grandes del fútbol luso con una filosofía que cumplieron a rajatabla hasta 1974, que todos sus jugadores fuesen estudiantes. En esa fecha se produjo la refundación del club y la consiguiente profesionalización.
En la “era amateur” lograron la Taça de Portugal en 1939 y estuvieron muy cerca de conquistar la Liga en la temporada 1966-1967. La década de los 60 fue su época más gloriosa, que culminó con una nueva final de Copa en la 1968-1969.
Prendiendo la mecha
El “luto académico” fue la corriente por la que los universitarios de Coímbra se negaron a ser examinados por una institución que consideraban anticuada y represora. Fue la mecha que prendió las protestas estudiantiles y que, tuvo su exposición mediática en la final de la Copa de Portugal.
Ya en las semifinales los jugadores del Académica Coimbra habían lucido brazaletes negros en solidaridad con sus compañeros detenidos.
En el partido decisivo, en el que no hubo representación oficial del Gobierno en el palco del Estadio Nacional por miedo a una protesta masiva, se obligó a los jugadores a vestir completamente de negro para que no destacasen los brazaletes reivindicativos. El encuentro tampoco fue emitido por televisión.
Burlando la prohibición, para homenajear a sus compañeros, los futbolistas del Académica de Coimbra saltaron al césped con sus capas universitarias completamente negras, alentados desde la grada por las pancartas de los aficionados contra un régimen agonizante.
Aquel día el cuento no tuvo un final feliz para ellos. Lograron despertar la conciencia de un pueblo sometido, pero perdieron de la forma más cruel el partido decisivo. Se adelantaron en el minuto 81, pero cuatro minutos después empató el Benfica y en la prórroga Eusebio dio el triunfo a las “Águilas”.
Hubo aficionados del Benfica que aquella noche reconocieron haber deseado el triunfo del Académica de Coimbra por la victoria moral que habría significado a favor de la libertad para el pueblo portugués y, que se terminó constatando cinco años más tarde en la conocida como Revolución de los Claveles.