Había debutado en Copa de la UEFA en 2008 y ya sabía lo que era marcar con el equipo de su tierra, pero su mejor actuación estaba por llegar.
El 9 de enero de 2010 el Racing de Santander visitaba la casa del Sevilla y la joven promesa Sergio Canales no solo fue titular, también se convirtió en el inesperado protagonista del choque.
Tras haber dejado un par de detalles técnicos, como un extraordinario taconazo, que dejaban intuir su clase, en el minuto 26 silenció el Sánchez Pizjuán con esta maravilla.
Por si alguno pensaba que ya había visto suficiente de este chaval de 18 años, 8 minutos después volvió a marcar otro autentico golazo. Esta vez con un registro completamente diferente.
Si en el primer gol de Canales había hecho gala de un toque magistral. En el segundo mostró a la parroquia hispalense una gran conducción y regate para dejar sentados al meta Andrés Palop y al zaguero Adriano, a la que siguió una definición con nervios de acero
El Sevilla recortó distancias pero los cántabros se llevaron el gato al agua aguantado el 1-2 hasta el pitido final.
Había nacido unas estrella.