En los entrenamientos si le salió más de una vez, pero en partido oficial la suerte le era esquiva
Siempre fiel a su estilo, trabajador incansable, pese a las burlas por los intentos fallidos, no desistió y la recompensa llegó en el momento más inesperado y en uno e los grandes escenarios del fútbol mundial.
3 de abril de 2018. Menos de un año antes el portugués le había marcado un doblete en la final de la Copa de Europa a la Juventus. Bianconeri y merengues buscaban plaza en una nueva final.
A los tres minutos de juego del partido de ida en Turín, Cristiano Ronaldo adelantó a su equipo, pero lo mejor estaba por llegar.
Minuto 63. Carvajal recuperó un balón en una salida fallida de la zaga juventina y puso un balón medido al corazón del área. Era el momento del “7”.
Rectificó su carrera hacia el punto de penalti y culminó su salto con un acrobático remate ante el que Gianluigi Buffon solo pudo aplaudir.
Desafiando a la física
Para convertir su chilena, Cristiano Ronaldo, ante la oposición de Mattia De Sciglio, se elevó en el aire casi metro y medio e impactó el balón a una altura de 2,38 metros.
La cosa no acaba aquí, ya que, para alcanzar el centro de Carvajal tuvo que alargar la pierna casi un metro. Todo esto en décimas de segundo, de espaldas a la portería y, ejecutando un remate tremendamente certero.
Con este doblete el crack portugués se convirtió en el primer futbolista en marcar en diez partidos consecutivos en la historia de la Copa de Europa.
Toda una leyenda del fútbol como Zinedine Zidane, más que acostumbrado a las genialidades, se llevó las manos a la cabeza ante la barbaridad que acababa de presenciar.
El Juventus Stadium le dedicó una cerrada ovación, que seguro pesó, y mucho, para que ese verano Cristiano Ronaldo se decantase por los “bianconeri” tras no renovar su contrato con el Real Madrid.