Este aguerrido centrocampista destacó siempre por su capacidad de trabajo, su gran lectura táctica del juego y sobre todo por su liderazgo, eso no quita que nos dejase alguna delicatessen sobre el césped
A lo largo de su dilatada carrera, inicialmente en el club de su ciudad natal, US Lecce y, el resto de su vida futbolística en la Juventus, fue siempre una pieza importante, un tipo de esos que todo entrenador quiere en su equipo.
Dadas sus características, Conte no nos ha dejado un gran catálogo de regates imposibles, ni florituras con el balón, digamos que lo suyo no era más esfuerzo que magia, pero que no abunden no significa que no existan.
Aquí recordamos un gol a la altura de muy pocos, uno de esos que muchos de los grandes y virtuosos del balón no pueden decir que hayan marcado.
Y es que Conte fue uno de esos futbolistas que conocía perfectamente sus limitaciones técnicas, pero a base de trabajo y persistencia potenciaba sus habilidades.
Tenía buen disparo e iba bien de cabeza, pero siempre era práctico, no se adornaba.
Este gol se lo marcó al Brescia en 1997 y es sin duda el mejor gol de su carrera.
En aquel partido, la maravilla de Conte significó el 2-0. Los «bianconeri» terminaron endosándoles un contundente 4-0 a «Le Rondinelle».
No es que Conte se prodigase mucho de cara a puerta, 3 o 4 por temporada, pero tampoco era su labor.
Siempre fue de ese tipo de jugadores que brillan poco y no se valoran demasiado, pero que hacen el trabajo sucio y son fundamentales en cualquier equipo.