Los “Pincharrata” rompieron la hegemonía de los cinco grandes del fútbol argentino que se habían repartido el campeonato desde el inicio del profesionalismo en 1931.
Aquel legendario equipo dirigido por Osvaldo Zubeldía, tildado como “el equipo más tramposo de la historia”, inició su ciclo glorioso con este título nacional y poco después amplió su dominio al continente levantando sus tres primeras Copa Libertadores de forma consecutiva.
Mereció la pena pagar la entrada
Uno de los partidos legendarios de los albirrojos aquella campaña fue el disputado ante Boca Juniors el 26 de marzo de 1967 en el Estadio Jorge Luis Hirschi.
Ambos equipos llegaban igualados en lo alto de la tabla y como se preveía fue un partido muy parejo, con más intensidad que fútbol. La igualdad era máxima hasta que emergió la figura de Juan Miguel Echecopar.
En el último minuto el atacante “Pincharrata” cogió el balón en medio campo y dejó atrás a Silveira, Marzolini y al guardameta Minoain, a estos dos últimos los eludió en dos ocasiones, para marcar a placer. El poema de Echecopar.
La prestigiosa revista El Gráfico llegó a afirmar que había merecido la pena aguantar 89 minutos soporíferos para disfrutar de esa obra de arte.