De potente zancadas, flaco y aspecto desgarbado, Van Daele siempre jugaba al fútbol con gafas debido a una miopía que padecía desde niño.
Formado en la cantera del equipo de Rotterdam, su falta de gol y el hecho de no tener demasiada destreza en los pies hizo que “El Largo” pasase de delantero a defensa por aquello de aprovechar su estatura.
Tras superar muchas adversidades, con 22 años empezó a jugar con la primera plantilla y formó parte de aquel magnífico equipo dirigido por Ernst Happel que alzó la Copa de Europa y la Intercontinental en 1970.
Llega la oportunidad
Poco antes de la llegada del entrenador austriaco, Van Daele que había compaginado diversos trabajos con el fútbol pidió al Feyenoord salir traspasado, pero Happel le dio la confianza que necesitaba.
El 6 de mayo de 1970 “De Trots van Zuid “ levantaron al cielo de San Siro la “Orejona”, dándoles opción de ser campeones del mundo si derrotaban al legendario Estudiantes de La Plata de Osvaldo Zubeldía-
Los “Pincharrata”, que habían ganado tres Libertadores consecutivas tenían una obsesión en la Intercontinental. Ganaron la de 1968 al Manchester United y perdieron la de 1969 ante el AC Milan en “la masacre de La Bombonera”, el día que varios de sus futbolistas terminaron entre rejas por su comportamiento sobre el césped.
Un año después y en el mismo escenario los hinchas argentinos recibieron a monedazo limpio a los holandeses que, pese a lo hostil del ambiente lograron sobreponerse a los dos goles en apenas 10 minutos de Juan Echecopar y Juan Ramón Verón, empatando por mediación de Willem Van Hanegem y Ove Kindvall.
El título se decidiría en De Kuip y Van Daele, un actor secundario tendría un papel primordial para el Feyenoord.
Héroe inesperado
Con 0-0 en el luminoso Ernst Happel miró a su alrededor en busca de un elemento que agitase el partido y lo encontró en Joop Van Daele. En el 61’ saltó al campo sustituyendo a Coen Mouljin.
Cuatro minutos después hizo el único gol del partido con un derechazo desde fuera el áreas. Por primera vez en la historia un equipo holandés se convertía en campeón del mundo.
El espigado holandés corría como loco por el césped ante el júbilo de los hinchas del Feyenoord y la incredulidad de los argentinos que reclamaban airadamente al colegiado pero …¿qué pedían?
En Sudamérica estaba prohibido jugar al fútbol con gafas y los jugadores “Pincharrata” vieron una oportunidad de que aquel gol fuese anulado.
Robo en pleno partido
El colegiado peruano Alberto Tejada hizo caso omiso a las protestas y continuó el juego, pero el partido terminó ahí para Van Daele
El centrocampista Óscar Malbernat le robó las gafas, haciendo que el espigado holandés no pudiese más que perseguir sombras el resto del encuentro.
Van Daele n o entendía nada y fue algo cómico ver cómo perseguía sin éxito al ladrón mientras las gafas iban de mano en mano de los argentinos hasta terminar rotas.
El masajista del Feyenoord hizo un apaño como pudo con algo de esparadrapo, pero fue inútil y el Feyenoord pese a tener los once jugadores sobre el campo jugó con uno menos porque Van Daele no podía hacer más que estorbar a propios y extraños.
Ganaron el partido y las gafas rotas terminaron junto a la Intercontinental en el museo como una de las grandes reliquias del club.
Van Daele continuó en el Feyenoord hasta 1977, conquistando otras dos Eredivisie y la Copa de la UEFA en 1974, en cuya final volvió a marcar uno de los goles en el partido de ida ante el Tottenham Hotspur, pero en esta ocasión en la portería equivocada.
Vistió la camiseta del Fortuna Sittard tres años y regresó a Rotterdam para colgar las botas en 1981 en las filas del SBV Excelsior tras 14 años como profesional.