No puedo negar que le tengo un cariño especial. Podría decirse que es mi jugador preferido y no solo por lo deportivo, faceta en la que era bueno, muy bueno.
También por lo que significó fuera del campo. Por su vida social. Posiblemente estemos hablando del primer jugador convertido en icono. Al estilo de las estrellas de rock o los actores de Hollywood. Para entendernos, a lo Beckham pero 40 años antes.
Best tiene ese encanto macabro que ha perseguido a grandes personalidades cuya vida ha terminado trágicamente. Salvando las distancias, pensad en Van Gogh, Lorca, Freddy Mercury o Amy Winehouse.
Natural de una tierra que no se prodiga mucho en este deporte, donde suele ser más habitual ver a sus paisanos jugando el rugby, él es el mejor futbolista norirlandés de todos los tiempos. Ligado siempre a su ciudad natal, se le conocía como “El Chico de Belfast”, donde nació en 1946.
A los 16 años entró en las categorías inferiores del United, que tuvo que conseguirle un empleo en el canal de Manchester para poder inscribirlo, ya que, por normativa no se permitía a los jóvenes norirlandeses fichar por clubes ingleses.
Un icono mediático
Debutó con el primer equipo con 17 años en 1963. Jugó con los Diablos Rojos 11 temporadas y forma parte de lo que se conoce como “La Santísima Trinidad”.
Este apelativo les reconoce como al alma de aquel Manchester United que se convirtió en el primer equipo inglés en levantar la Copa de Europa.
Estos tres jugadores, que tienen una estatua en Old Trafford, son el escocés Denis Law, el considerado mejor jugador inglés Sir Bobby Charlton y “El Quinto Beatle”. Ese año 1968 Best alcanzó la cima de su carrera. Además de la Copa de Europa ganó el Balón de Oro.
Estaba en lo más alto y se convirtió en un personaje mediático. Por ejemplo, fue de los primeros en protagonizar anuncios publicitarios. Era todo un icono de la época, vestía a la moda y los chavales querían lucir larga melena y patillas gigantescas a su semejanza.
De la cima al abismo
Seguramente cuando la estrella comenzó a convertirse en leyenda fue cuando comenzaron sus problemas con la bebida. Su estilo de vida siempre se pareció más al de una rockstar que al de un deportista de élite.
“The Best” nos legó un puñado de grandes frases que son su mejor definición:
Si los norirlandeses hubiesen hecho a Best una bandera con sus prioridades como recientemente le ha hecho la afición galesa Bale. Casi con total seguridad diría: Alcohol. Mujeres. Fútbol. En este orden.
Fue un extremo superdotado que conducía el balón pegado al pie. Capaz de vertiginosos cambios de ritmo que dejaban atrás a todos sus oponentes. El alcohol provocó que se apagara su estrella.
Los problemas con la justicia agravaron su situación. Una miss mundo le denunció por robarle un abrigo de pieles y el bolso con un talonario de cheques.
La realidad es que todo estaba en su coche. Olvidado en el aparcamiento, pero los dos estaban tan borrachos que ni lo recordaban. También fue condenado a varios meses de prisión por conducir borracho en un par de ocasiones, incluso resistiéndose a la policía.
La estrella se va apagando
Su vida deportiva ya no era la misma. Además de bajar su rendimiento comenzaron los problemas de indisciplina. En una ocasión no se presentó a la concentración, ni el día del partido, por pasar el fin de semana en casa de una actriz.
Estas tipo de situaciones provocaron su declive prematuro, cuando por edad podía haber seguido en lo más alto varias temporadas más.
Acabó saliendo de Manchester por la puerta trasera para vagar por el mundo futbolístico de medio pelo, hoy se habría ido a Qatar o China a hacer dinero para mantener su ritmo de vida.
Pensándolo dos veces, esos países no tenían muchas cosas que le interesasen, seguramente sería mejor el ejemplo de Guti en Turquía…
Como muchos grandes de países con poca tradición futbolística, nunca jugó un Mundial ni consiguió grandes cosas con su selección. Tal vez por eso no es tan conocido como otros grandes jugadores. Nos dejó detalles de calidad inolvidables, como un caño a Johan Cruyff.
Desde el 74 hasta el 84 que se retiró, jugó en trece clubes, con destinos tan dispares como Sudáfrica, Australia, EE.UU, Irlanda o en clubes menores del Reino Unido.
En lo personal se hacía querer, su carácter alegre y divertido le convertía sin duda en el mejor compañero para cualquier juerga. Por si esto fuera poco, tenía un magnetismo especial que le hacía irresistible para el sexo femenino.
A punto estuvo de fichar por el Atlético de Marbella. Incluso posó con su camiseta. Para su estilo de vida la Costa del Sol no parecía un mal destino ¿verdad?
Ya retirado y en más que evidente estado de ebriedad nos dejó alguna aparición bochornosa en televisión.
El triste desenlace
Como dice el refranero “Quien juega con fuego se acaba quemando” y todos esos excesos dañaron gravemente su hígado. Hasta tal punto que tuvo que recibir un trasplante de hígado en 2002.
Cuando todos pensaban que el indomable George Best se estaba recuperando y había abandonado sus malos hábitos, sorprendió a todos con una aparición en los medios en las que se le veía consumiendo alcohol en 2003.
Por si alguien seguía pensado que había sido un leve desliz, en 2004 se le retiró el carné de conducir durante 20 meses por conducir borracho.
El 25 de noviembre de 2005, perdía definitivamente la batalla con el alcohol y todos los problemas derivados de una vida de excesos se llevaban por delante al que se sigue considerando el mejor jugador británico de todos los tiempos.
Me he visto tentado a poner aquí su última imagen, la del hospital que el mismo autorizó, pero prefiero recordarle en sus momentos felices, aunque no fueran precisamente los mejores.
Su féretro se desplazó hasta el aeropuerto arropado por la multitud y abrigado por los colores del Manchester United. El club al que le dio sus mejores años.
Al llegar a su Belfast natal le cubrieron con la bandera de la selección de Irlanda del Norte, por cierto, aterrizó en el aeropuerto que hoy lleva su nombre.
Su estrella se apagó, pero en su despedida congregó más de 30.000 personas, las banderas de los edificios oficiales, incluido el parlamento, ondearon a media asta en señal de duelo. Algo que solo ocurre con miembros de la casa real.
En definitiva, todo un funeral de estado del que el gobierno corrió con los gastos.
Genio y figura hasta la sepultura. Nunca mejor dicho.