Tanto nos gusta simplificar, que a veces nos da pereza hasta hablar o escribir. De ahí que utilicemos abreviaturas para acortar las palabras largas. Y a veces algunas no tan largas.
Seguramente lo leas y te reconozcas diciéndolo. No te preocupes. Hasta los expertos en fútbol internacional han caído en la trampa, sin pararse a pensar en su terrible significado.
Vayamos por partes. En origen el club del que estamos hablando se llama Manchester United Football Club. Uy que largo. Qué pereza.
Vale, le podéis llamar Manchester Utd., United. Red Devils o castellanizado a Diablos Rojos, pero nunca. Repito, nunca Man U. Ahora os contamos el motivo.
Un cántico más que desafortunado
Los conocidos como “Busby Babes”, una joven generación de jugadores entre 21 y 22 años ganaron dos campeonatos de la First Division consecutivos (56-57 y 57-58). Eran el equipo de moda.
Pese a la negativa de la Federación inglesa, que no hacía más que poner pegar, decidieron jugar la Copa de Europa. Se había jugado dos ediciones, ambas ganadas por el Real Madrid.
El Manchester United que un año antes había caído precisamente contra los blancos, era un firme candidato a disputarle la corona. Tras un empate a 3 en Belgrado frente al Estrella Roja accedían de nuevo a la semifinales del torneo.
El desastre aéreo de Múnich sesgó sus vidas, y, la carrera de una magnífica generación. Murieron ocho futbolistas. Duncan Edwards sobrevivió, pero a los 15 días problemas de riñón y diversas hemorragias terminaron con su vida.
La sociedad inglesa se quedó en estado de shock. Huérfana de los ídolos caídos. Todos, menos los energúmenos que siempre están para hacer leña del árbol caído.
No es que hubiese una especial rivalidad entre el Manchester United y el West Bromwich Albion, pero algunos aficionados de este equipo empezaron a proferir un cántico deleznable:
“Duncan Edwards is manure, ratting in his grave. Man U are manure, ratting in your grave”
Atentos a la traducción porque pone los pelos de punta: “Duncan Edwards es estiércol, pudriéndose en su tumba. Man U eres estiércol pudriéndote en tu tumba”.
¿Ya entendéis porqué nunca debemos llamarles Man U verdad? No es una abreviatura, es un insulto. Y de lo más repugnante.
Un talento innato
Lamentablemente no pudimos verle jugar. Su carrera fue muy corta y hay pocos documentos gráficos de su fútbol.
Para conocer su calidad como futbolista tenemos que “fiarnos” de lo que dice una leyenda como Sir Bobby Charlton con la que compartió vestuario:
Duncan Edwards nació el 1 de octubre de 1936 en el humilde pueblo de Dudley. Desde temprana edad mostró cualidades para el fútbol, pero por aquella época los futbolistas no ganaban mucho dinero, por eso decidió aprender el oficio de carpintero cuando no le estaba dando patadas al balón.
Valía para todo. Un futbolista completísimo con un físico imponente. Ambidiestro y extraordinariamente hábil para su envergadura. Con virtudes tanto defensivas como ofensivas que le permitían jugar en cualquier zona del campo.
A los 11 años jugaba en la sexta división inglesa y supera físicamente a oponentes que le sacaban hasta 4 años. Tanto destacó, que en una época en la que no había ojeadores, con apenas 12 años el Manchester United ya le seguía de cerca.
Con 16 años fichó por los Diablos Rojos. Un empleado del club, Bert Whalley, fue enviado a casa de Duncan Edwards para adelantarse a otros equipos que pretendían incorporarlo a sus filas.
Un año más tarde firmó su primer contrato profesional y con 18 ya había debutado en la Selección Inglesa. El más joven en hacerlo hasta que Wayne Rooney jugó con los Pross en 2003.
La joya de la corona
En la First Division (ahora Premier League) debutó con tan sólo 16 años y 185 días, el futbolista más precoz de su dilatada historia.
Con su incorporación al equipo de Manchester éste se convirtió en una máquina de triturar rivales y levantar trofeos. Eran la envidia de las islas, y, se habían propuesto conquistar Europa. La fatalidad les privó de alcanzar su objetivo.
Edwards era la joya de la corona de una generación magnífica. Sólo pudo jugar cuatro temporadas. En ellas disputó 175 partidos y coleccionó casi todos los títulos que tuvo a su alcance.
Durante la temporada 56-57 tuvo que compaginar los partidos de Liga los fines de semana con los encuentros del equipo del ejército entre semana. No se querían desprender de su mejor jugador, y, ese año llegó a disputar 95 encuentros.
Un mito cuya efímera. carrera quedó para la posteridad. Los que le vieron aseguran que estaba al nivel de los más grandes de la historia.
De no ser por aquel maldito accidente, no cabe duda que Duncan Edwards habría sido el encargado de levantar la Copa del Mundo de 1966 ante sus orgullosos paisanos.
Reunía todas las cualidades de los superclase. Capaz de hacer desplazamientos en largo milimétricos con aquellos balones que pesaban un quintal. Un héroe de carne y hueso que se ganó el corazón de todo el pueblo inglés.