Los teutones llegaban con la vitola de cenicienta ante la poderosísima Juventus dirigida por Marcello Lippi.
Los «bianconeri» eran los vigentes campeones de Europa, considerados por todos el equipo más potente del momento. Logró alcanzar tres finales del torneo consecutivas (1996, 1997 y 1998).
Para sorpresa de todos el Borussia Dortmund se fue al descanso con dos goles de ventaja, ambos anotados por Karl-Heinz Riedle, en apenas cinco minutos.
En el 66′ Del Piero recortó distancias y Ottmar Hitzfeld decidió mover ficha. Sentó al helvético Chapuisat para dar entrada al joven Lars Ricken.
Algunos debieron pensar que Hitzfeld estaba loco quitando a su delantero titular para dar entrada a un centrocampista de 20 años en una noche tan importante.
Lars Ricken no dejó mucho tiempo a los incrédulos. En el primer balón que tocó puso más tierra de por medio, anotando el 3-1 en una excelente maniobra.
Como él mismo contó poco después, se había fijado en la posición adelantada en la que solía encontrarse Angelo Peruzzi y en la primera que tuvo no lo dudó. Eso si que es llegar y besar el santo.
De esta forma el Borussia Dortmund levantó su primera Copa de Europa, aguando la fiesta a la «Vecchia Signora«, que pretendía ser el primer club en levantar dos veces seguidas la «Orejona» desde que lo lograse el AC Milan por última vez en 1990.