Además, doblegaron en los dos encuentros de la Supercopa de Europa al Ajax, para levantar también por primera vez este trofeo el 8 de enero de 1988. Apenas un mes antes, el 13 de diciembre de 1987, disputaron un partido insólito.
En la final de la Copa Intercontinental se midieron a Peñarol en Tokio. Por octavo año consecutivo se disputaba esta final a partido único.
Antes del partido Tokio sufrió una fuerte nevada y el campo lució con un manto blanco el día del encuentro. Durante gran parte del partido la nieve siguió cayendo, convirtiendo el terreno de juego en un auténtico barrizal.
El tiempo reglamentario concluyó 1-1. Los lusos se adelantaron con gol de Fernando Gomes en el 41′ y, el empate uruguayo llegó por medio de Ricardo Vieira a 10 minutos del final.
Los portugueses resolvieron el partido en la prorroga gracias a este gol de Rabah Madjer en el minuto 109.
Por primera vez en la historia un equipo portugués se proclamó campeón del mundo, logrando lo que sus paisanos del Benfica no fueron capaces de conseguir en los dos primeros años de la década de los 60.
Todo un hito para el fútbol luso.