Durante su etapa como entrenador en el Nagoya Grampus (2008-20013), club en el que Piksi Stojkovic había colgado las botas en 2001, se marcó un golazo desde el banquillo.
En una interrupción del partido vio como el balón se acercaba por el aire hacia él y ni corto ni perezoso se sacó un golpeo sublime que se coló en la portería. Todo esto sin que la pelota tocase el suelo.
El público nipón le dedicó una cerrada ovación a Piksi Stojkovic, mientras los comentaristas alucinaban ante la genialidad que acababan de presenciar.
Dragan “Piksi” Stojkovic fue uno de los futbolistas más talentosos que nos dio la antigua Yugoslavia, nombrado dos veces mejor jugador del país (1988 y 1989)
Un mediapunta criado futbolísticamente en aquel Estrella Roja que maravilló en el Viejo Continente. Formó parte de aquella generación que logró el bronce en los Juegos Olímpicos de 1984 y se coronó campeona del Mundial sub-20 tres años después
También formó parte del Olympique de Marsella campeón de Europa en 1993. Vistió la camiseta del Hellas Verona y se retiró tras dos décadas de fútbol en el país del sol naciente.