A los otomanos les tocó medirse en dos ocasiones a Brasil, a la postre campeona. En ambos duelos cayeron derrotados pero les pusieron las cosas más que complicadas.
En ambos choques Ronaldo Nazario abrió el marcador para su selección. En el duelo de la fase de grupos para igualar el tanto de Hasan Sas y 23 días después para meter a la verdeamarela en su tercera final consecutiva del torneo más prestigioso de selecciones.
Tras toda la polémica por su misteriosa dolencia la mañana previa a la final de 1998 un Ronaldo renqueante decidió hacerse un curioso peinado para que la prensa dejase de hablar de sus lesiones y así quitarse presión de encima.
Tiempo después el delantero contó que sufría una dolencia en el abductor que le impedía pegar a la pelota con el interior del pie. De ahí que en el minuto 49 tras sortear a varios zagueros turcos se sacase este punterazo más propio del fútbol sala para ponerla lejos del alcance de Rustu.
Una vez cumplido su cometido “El Fenómeno” pidió el cambio para reservarse con el pentacampeonato entre ceja y ceja.