Aquella selección italiana había comenzado de manera titubeante, pasando de ronda con tres empates, pero cuando peor se le ponían las cosas, sacaba su mejor versión.
Era un buen equipo y Paolo Rossi convirtió en oro todo lo que tocó. El cerebro de aquella «azzurra» era Marco Tardelli, centrocampista ofensivo, con fama de duro.
En la gran final anotó el segundo gol de la tarde frente a Alemania. Aquel gol de Tardelli llegó fruto de una excelente jugada colectiva que comenzó tras un robo de balón en la frontal del área italiana. Salieron moviendo el balón de lado a lado hasta el área rival.
Scirea, el lateral derecho, puso el balón en la frontal, donde controló Tardelli (algo largo) y la pegó con la zurda. Un gran gol que quedó eclipsado por su celebración. El grito que simbolizó el renacer el fútbol italiano tras el escándalo Totonero.
Tardelli corrió como loco agitando los brazos y moviendo la cabeza con la mirada perdida. Una de las imágenes más icónicas en la historia del fútbol. Tal vez la celebración más famosa de los Mundiales.
Este gol en el minuto 69′ significó el 2-0 del definitivo 3-1 que dio a Italia su tercera Copa del Mundo, 44 años después de la anterior.