Se estaba disputando la segunda edición del Campeonato de Liga y ambo conjuntos aspiraban a ascender a la máxima categoría del fútbol español.
Ocultos en un bote salvavidas, los dos hinchas tuvieron que abandonar su incómodo escondrijo durante el segundo día de travesía en busca de provisiones. Fueron descubiertos, recibieron una paliza por parte de la tripulación y terminaron detenidos.
Otro ciudadano gijonés, Romualdo Alvargonzález, Secretario General de la Exposición Iberoamericana de Sevilla, intercedió por ellos, logró que les pusieran en libertad y pagó el billete de tren de vuelta a Asturias para los dos polizones rojiblancos.
Así terminó su aventura marítima. No lograron alcanzar destino y para colmo de males su equipo cayó 2-0 ante el Sevilla con un doblete de Miguel Gual, pero si algo muestra esta historia es que desde el nacimiento del fútbol hay hinchas dispuestos a todo por ver a su equipo.