Antes de arrancar tenemos que destacar que no se sabe a ciencia cierta si estos hechos sucedieron tal y como os los vamos a contar, ya que, hay una parte de leyenda urbana y hay fuentes que incluso niegan la existencia de dicha historia.
Tras una década en el Manchester United, en el verano de 1988 el experimentado zaguero Kevin Moran recaló en el conjunto gijonés, en la que fue su única aventura futbolística fuera de las islas.
Le precedía una fama de duro que vieron con buenos ojos en el conjunto rojiblanco para apuntalar su defensa. En 1985 se convirtió en el primer futbolista expulsado en una final de la FA Cup, motivo por el que en principio no le entregaron la medalla de campeón, pero al comprobar que la tarjeta había sido injusta Kevin Moran obtuvo la presea.
¡¡Vaya suerte la mía!!
En El Molinón permaneció hasta 1990 cuando regresó al fútbol inglés para jugar en el Blackburn Rovers, donde colgó las botas en 1994. Durante su estancia en España no terminó de adaptarse y no aprendió el idioma, por lo que tampoco se integró en el vestuario y en las costumbres de sus compañeros.
Durante su primera campaña disputó 27 partidos, pero la irrupción de un jovencísimo central salido de Mareo, Abelardo Fernández, terminó cerrándole las puertas de la titularidad en Gijón.
Cuentan que a los pocos meses de llegar a Asturias toda la plantilla (menos él) adquirió el número 21.583 de la Lotería de Navidad. Ya os imagináis el resultado. El champán se descorchó aquel 22 de diciembre de 1988 en el vestuario del Sporting, entre jugadores, cuerpo técnico y trabajadores del club se repartieron un buen pellizco, pero el inadaptado Kevin Moran no tenía nada que celebrar obviamente.