El conjunto madrileño se impuso 3-1 igualando el 2-0 logrado por los bermellones en su estadio. Al no existir el “valor doble de los goles” el partido se fue a la prórroga, donde el marcador no se movió, desembocando en la tanda de penaltis más larga en la historia del fútbol español. Nada más y nada menos que 30 lanzamientos hicieron falta para decidir el vencedor.
Aunque no sirvió para nada ya que el resultado fue invalidado por la Real Federación Española de Fútbol al haberse vulnerado el reglamento.
Error garrafal
El artículo 221 de las Reglas del Juego establece que en las tandas de penaltis si persiste el empate tras el quinto lanzamiento de cada equipo, esta continúa hasta que uno de los dos falle, por lo que los últimos 16 penaltis de aquel Carabanchel vs Mallorca no debieron lanzarse.
Un futbolista del Carabanchel falló el decimocuarto después de que uno balear hubiese anotado, pero el trencilla decretó que continuase la tanda, ya que, estaba convencido de que el vencedor era el equipo que se imponía en una tanda de 5 penaltis completa, de ahí que llegasen hasta los 30 disparos hasta que se deshizo el empate según su criterio.
La alegría de los locales por avanzar de ronda se tornó en decepción cuando se toparon con la realidad al día siguiente. El Mallorca recurrió y el Comité de Competición le dio la razón. Finalmente los baleares cayeron en treintaidosavos de final ante la UE Sant Andreu.
Ascenso frustrado
Hasta ese momento Rabadán había realizado un arbitraje impecable, que quedó ensombrecido por ese grosero error, como le recriminó al día siguiente el máximo mandatario del Comité Técnico de Árbitros.
Aquella situación supuso que declinasen su ascenso a Primera División, relegándole a la tercera categoría del fútbol nacional, además de sufrir un “neverazo” de 18 partidos, por no respetar el reglamento, permitir que se lanzasen penaltis con público sobre el terreno de juego y errores en la redacción del acta.
Como explicó al diario Marca, aceptó resignado aquella dura sanción, pero nunca abandonó su gran pasión, el arbitraje, ejerciendo hasta que el físico se lo permitió a los 77 años, cuando fue galardonado con la Medalla al Mérito Futbolístico por la Federación Gallega de Fútbol.