Si bien la dimensión de ambos clubes no es comparable, sin animo de ofender a nadie, la rivalidad entre entidades y aficiones es una de las mas enconadas del fútbol español.
Apodos cariñosos
A los valencianistas se les conoce como “ches». Apodo que derivado de la interjección che, tan habitual en la Comunidad Valenciana y que significa algo así como “oye”.
Su otro apodo, menos cariñoso y, que pueden agradecerle a sus vecinos es el de “chotos”.
En 1923, cuando se construyó Mestalla, fue sobre unos terrenos hasta entonces destinados a la ganadería ovina y caprina. Desde entonces los levantinistas apodaron al feudo de sus vecinos como “La Chotera” y a sus seguidores como “chotos”.
Los valencianistas otorgaron otro apodo despectivo a sus vecinos. A los hinchas del Levante se les denomina granotas, que suele relacionarse erróneamente con el color grana de su indumentaria.
El Levante Unión Deportiva nació en 1939 fruto e la fusión de dos clubes, Real Gimnástico CF y el Levante CF, que en aquel momento contaban con una nutrida plantilla de jugadores, pero no un estadio en el que jugar.
Al Gimnástico le sucedía justo al contrario, poseía un estadio pero apenas tenía con jugadores. Tras la fusión se respetaron los colores de la indumentaria del Gimnástico, blaugrana a rayas verticales.
La negra y blanca del Levante quedó relegada a un papel secundario, no así el nombre que fue tomado de este club.
El estadio del Gimnástico era el Campo de Vallejo, situado en el centro de la ciudad junto al cauce original del río Turia. Fruto de ello habitualmente sus alrededores estaban frecuentados por ranas.
Por este motivo los valencianistas llamaban a su estadio “La Charca” y a sus aficionados “granotas”, rana en valenciano. Con el tiempo aquel apodo despectivo pasó a ser un apelativo aceptado con orgullo por su parroquia.
Ejemplo de ello es la mascota del club, una rana, o que el verde sea un color habitual en sus equipaciones.
Rivales irreconciliables
Un ejemplo de la rivalidad que viven estos dos equipos tuvo en la temporada 1958-199. Aún no se había disputado un solo derbi valenciano y el Levante se jugaba el ascenso ante Las Palmas. No lo consiguieron y los aficionados ches no desaprovecharon la oportunidad para mofarse de su vecino.
Colocaron un gato muerto a los pies de una palmera situada en la entrada del Campo de Vallejo acompañado de una nota que decía: “Cuando el gato suba a la palmera, el Levante estará en primera”.
En 1963 los granotas lograron el ansiado ascenso y contraatacaron colocando otro gato, en este caso de cartón, sobre la mismat palmera con una pancarta que rezaba: “El gato ya ha subido a la palmera y el Levante está en Primera”
Seis años después fue inaugurado el estadio hoy conocido como Ciudad de Valencia, antaño Antonio Román y posteriormente Nou Estadi.
Si vemos una imagen aérea del estadio apreciamos que en el fondo de Orriols falta “un trozo”. Los terrenos donde se edificó eran campos de cultivo y huertos, cerca del barrio del mismo nombre.
Según cuentan el propietario del terreno se negó a vender su parcela al club, por lo que no les quedó más remedio que construirlo con un “bocado”. La leyenda dice que el propietario era aficionado del Valencia y se negó a venderle el pedazo de tierra el eterno rival.
Dicho “bocado” es conocido como “el troç del fotut”, el trozo del jodido en castellano.
Los granotas no perdieron la oportunidad de devolverle la moneda a sus vecinos en 1986. Cuando el Valencia descendió a Segunda División organizaron un entierro simbólico del club vecino.