6 de abril de 1986. Los “Millonarios” visitan el feudo de su eterno rival como campeones, pero en un Superclásico del fútbol argentino siempre hay algo en juego.
Días antes Hugo Gatti propuso que jugasen con la pelota naranja, ya que, el tradicional balón Tango sería más difícil de distinguir entre todos los papelitos que solían tirar los hinchas desde la grada antes del partido.
A los 30 minutos Roque Alfaro botó una falta desde la banda derecha y el testarazo de “Beto” Alonso besó las mallas de la portería “Xeneize”.
En el tramo final él mismo se encargó de hacer el 0-2 definitivo. Esta vez con un lanzamiento de libre directo que desvió la barrera y ya con el balón tradicional.
A la conclusión del partido los jugadores de River Plate dieron la “vuelta olímpica” en casa del eterno rival. Hecho que debido a la tremenda rivalidad entre ambos jamás olvidarán sus respectivas hinchadas.
Aquel balón descansa en el museo de El Monumental y, en 2016 cuando se cumplieron 30 años del emblemático gol la tercera equipación del equipo fue naranja.