El partido amistoso entre Argentina y Uruguay estaba programado para el 28 de septiembre, pero fue tal la afluencia de público que los espectadores llegaron a invadir el campo del Club Sportivo Barracas, provocando su suspensión.
Para evitar de nuevo esta circunstancia el 2 de octubre se colocó un alambrado alrededor de la grada que impedía a los aficionados acceder al campo, pasando a conocerse como alambrado olímpico.
La selección charrúa era una de las mejores del mundo y apenas unos meses antes había conquistado en París su primera medalla de oro en los Juegos Olímpicos.
Poco antes de este Clásico del Río de La Plata la International Board (IFAB) dio validez a la posibilidad de marcar gol directamente desde el córner, dejando de considerarse un lanzamiento indirecto obligatorio.
Era una premonición, aunque no todos conocían aún el cambio de la normativa en Sudamérica, sí el árbitro del encuentro, que dio validez al primer gol olímpico.
A los 15 minutos de juego el lanzamiento desde la esquina del centrocampista Cesáreo Onzari terminó alojado dentro de la portería uruguaya.
El origen del cambio
Meses antes del gol olímpico de Cesáreo Onzari, a miles de kilómetros, el delantero del Everton FC Sam Chedgzoy, aprovechó un córner a favor para regatearse a media defensa rival y marcar gol.
Aunque el reglamento no especificaba de forma concreta la ilegalidad de esa acción el árbitro atónito decidió anular el tanto.
Poco después la International Board decidió ajustar el reglamento para no dar lugar a equívocos. El lanzador del saque de esquina solo podía tocar una vez el balón antes de que este entrase en la portería.
Desde ese momento un gol como el de Chedgzoy era completamente ilegal. Cesáreo Onzari sería el primero en estrenar la modalidad del gol olímpico, aunque hubo un tiempo en el que se pensó que había sido un futbolista escocés.
Albion Rovers FC y St. Bernard’s FC disputaron un encuentro de la Segunda División escocesa el 23 de agosto de 1924.
Thomas Billy Alston fue el encargado de abrir el marcador. Durante mucho tiempo se pensó que su tanto había sido directo desde la esquina, hasta que un historiador descubrió que en realidad había sido un cabezazo a la salida de un córner.
De este modo quedó restituida la autoría del primer gol olímpico para Cesáreo Onzari.
¿Por qué gol olímpico?
Era la primera vez que un campeón olímpico disputaba un encuentro en tierras argentinas. Un partido que pese a ser amistoso armó mucho revuelo por la rivalidad entre los contendientes y la potencia futbolística que mostraban los charrúas en los primeros años del siglo XX.
Recordemos que aquel equipo conquistó dos medallas de oro consecutivas en los Juegos Olímpicos (1924 y 1928), era el vencedor de las dos últimas ediciones de la Copa América (1923 y 1924) y, en 1930 se convirtió en el primer campeón del mundo.
El tanto marcado por Cesáreo Onzari, que abrió el marcador para la victoria de la albiceleste 2-1 aquella tarde, fue denominado por la prensa como “gol a los olímpicos”. Fue el origen del término gol olímpico que ha llegado a nuestros días.
Pedro Cea igualó la contienda y Domingo Tarascone certificó aquella victoria de prestigio para los locales.
Un amistoso que pasó a la historia por el primer gol olímpico, además de ser el primero en ser emitido por radio en Argentina, pero que terminó de la forma menos deseable, ya que, el público recriminó con piedras el juego brusco de los uruguayos.
Llamado a hacer historia
Cesáreo Onzari nació el 1 de febrero de 1903 en Buenos Aires y más allá de ser el autor del primer gol olímpico, fue uno de los futbolistas más importantes de la amateurismo en Argentina.
Veloz y con una excelente visión de juego, ayudó a ganar cuatro campeonatos a Club Atlético Huracán y, formó parte de la expedición de Boca Juniors que se midió a algunos de los mejores equipos de la época en una exitosa gira por el Viejo Continente en 1925.
Permaneció en las filas del “Globo” hasta 1932 cuando tuvo que colgar las botas, con apenas 29 años, por problemas en la rodilla.
Atrás dejaba 212 partidos defendiendo su camiseta en los que logro 67 goles, aunque ninguno de ellos sería tan recordado como aquel gol olímpico a los uruguayos.