Al ritmo del tema “Live is Life” de Opus y con los cordones de las botas desabrochados el crack argentino derrochó talento. Casi cinco minutos de “jueguitos” que deslumbraron a los presentes en el Olympiastadion, con una tranquilidad fuera de lo común en los prolegómenos de un choque tan trascendental.
“El Pelusa” parecía en trance dando toques al balón al ritmo de la música e hipnotizando con su clase a los espectadores. Fueron unos minutos mágicos en los que mostró una vez más su inigualable dominio de la pelota con cualquier parte de su cuerpo.
Los napolitanos que dos semanas antes habían tomado ventaja (2-0) con goles de Careca y Carnevale, lograron el pase a la final tras igualar a dos en Múnich, con un doblete del ariete brasileño y, menos de un mes después levantaron su único trofeo continental hasta la fecha tras imponerse al VfB Stuttgart, que a la postre también fue el único logrado por el «10».
Poco más se puede decir… Solo disfrutad del calentamiento de Maradona.