El «Loco» Gatti estaba en un gran momento de forma y había salvado varios puntos a los xeneize durante la temporada, aunque nada como lo que sucedió aquella soleada tarde de domingo.
Cuando un portero salva puntos se presupone que lo hace atajando goles del rival, pero este no fue el caso. El choque llegó al minuto 37 sin que el marcador se hubiese movido.
Un jugador de Estudiantes filtró un balón en profundidad para Patricio Hernández. Para sorpresa del delantero pincharrata, Hugo Gatti salió de su área anticipándose a su adversario para hacerse con el balón.
Seguidamente decidió conducir en lugar de cedérsela a un compañero y, tras evitar a Trama dejó la pelota en pies de su compañero Hugo «El Mono» Perotti, que inició su galopada por la banda izquierda zafándose del primer rival con un caño.
Siguió condiciendo en velocidad dejando atrás a todos los que salieron a su paso hasta plantarse en el área donde perforó la portería rival con un disparo cruzado.
Boca Juniors se llevó el campeonato con un punto de ventaja sobre Ferro Carril Oeste. Aquel gol orquestado entre Gatti y Perotti resultó vital para resolver un partido que se les estaba atascando.
Y es que los guardametas no solo pueden salvar goles. En ocasiones, hacen mucho más.