Los primeros balones de fútbol consistían en una cámara de aire, antaño una vejiga de origen animal y después de goma, recubierta de cuero para proteger la cámara.
El cuero consistía en unas franjas alargadas cosidas dejando una abertura por donde podía accederse a la cámara para poder inflar el balón.
Tecnología punta
La cámara tenía “un pitorro” por el que se hinchaba el balón.
Este pitorro se anudaba y se introducía dentro del balón.
Esa abertura se cerraba con una gruesa tira de cuero en forma de costura.
Esto tenía varios inconvenientes.
En primer lugar, el balón nunca era totalmente esférico y esa imperfección afectaba al juego, ya que el golpeo o el bote en la costura provocaba movimientos extraños.
Además, el balón era pesadísimo, mucho más si se mojaba, ya que al no ser totalmente estanco se llenaba de agua.
Por si esto fuera poco las correas del cierre eran un elemento bastante lesivo para los jugadores.
Cuando alguien remataba de cabeza o recibía el impacto de esa parte del “esférico” era habitual que sufriera cortes, arañazos o raspones.
Tengo grabado en mi retina esa imagen en blanco y negro, de principios de siglo XX, de jugadores con la cabeza vendada o el típico “pañuelo obrero” con cuatro nudos.
Un visionario
Blas Pardo Ruiz es uno de esos desconocidos a quien el futbol le debe mucho.
De origen burgalés, aunque afincado en Madrid, se había dedicado al comercio de cuero y pieles.
Años después decidió dar un giro profesional a su vida y montar un negocio en la capital, una tienda de deportes.
En la calle Conde de Peñalver continúa abierta hoy en día Deportes Condor.
Este pequeño negocio familiar inaugurado en los años 30 tiene una importancia descomunal en la historia del futbol español, pero también a nivel mundial.
Aprovechando sus conocimientos en el sector peletero se puso a pensar en una fórmula para mejorar los balones.
Inspirándose en las ruedas de los coches inventó la válvula de aire incorporada.
Gracias a ese pequeño elemento podía eliminarse la correílla y permitía hinchar los balones y mantener el aire fácilmente.
Además, mejoró enormemente su impermeabilidad.
Cambió el fútbol
La patente del balón con válvula de aire se registró en 1949 y rápidamente se extendió por el mundo.
Dicho baló ya se utilizó por ejemplo en el mundial de Brasil 1950, el del famoso maracanazo.
Deportes Condor abrió un camino que poco a poco fueron incorporando las grandes multinacionales hasta casi dejar en el olvido al descubridor.
Después llegarían los balones oficiales de las ligas y la pugna entre grandes marcas por copar el mercado.
La misma tienda proveía a los equipos de primero madrileños y después al resto de aquel novedoso elemento imprescindible para el juego.
Curiosamente este mismo negocio era el suministrador oficial de las camisetas de la selección española.
Condor elaboró las famosas camisetas azules de la selección española con las que se consiguió la Eurocopa del 64, la del gol de Marcelino.
Camisetas que por cierto pagó la federación, porque, aunque parezca una broma, antes los clubes compraban y pagaban sus propias equipaciones.