Podríamos decir que fue «el primer Beckham«, el primer jugador que explotó su imagen y se convirtió en reclamo publicitario para multitud de marcas que nada tenían que ver con el fútbol, ni tan siquiera con el deporte.
Solía codearse con artistas, cantantes, actores, etc. Como una estrella del rock era más habitual verle con Jonh Lennon o una miss que con otros futbolistas. Ese estilo de vida chocó frontalmente con su carrera deportiva.
A los 22 años fue la estrella en la final de la Copa de Europa de 1968, en la que el Manchester United se convirtió en el primer equipo inglés en levantar la «Orejona» tras derrotar al Benfica de Eusebio.
Aquella temporada fue la mejor en la carrera de Best, culminada de forma brillante destrozando a los portugueses en Wembley.
Levantó el Balón de Oro que le reconocía como el mejor jugador, pero también suele decirse que este gol de Best fue el inicio de su declive.
Los excesos fueron menguando sus capacidades físicas. Alcohol, fiestas y escarceos amorosos apagaron su estrella.
Con apenas 22 años tocó techo y empezó su particular descenso a un infierno del que nunca pudo salir, hasta perder la vida en 2005.