En Boca Juniors pasó su mejores años, pero seguramente el estadio que más vibró con un gol suyo fue El Monumental, casa del eterno rival, un 10 de octubre de 2009.
Argentina, por entonces dirigida por un mito en el campo, no tanto en los banquillos, Diego Armando Maradona, estaba contra las cuerdas.
Para obtener el billete directo a Sudáfrica necesitaban ganar a Perú y Uruguay. La blanquirroja, que fue farolillo rojo de la clasificación sudamericana, no lo puso nada fácil.
Higuain había adelantado a los locales al comienzo de la segunda parte. En medio del aguacero Perú empató en el último minuto. La albiceleste tenía pie y medio fuera del Mundial.
Quedaban dos minutos de descuento. Era el momento de “El Loco”. En el último suspiro y tras varios rechaces en el área peruana el bueno de Palermo le daba 90 minutos de vida a su país.
Aquel agónico gol de Palermo a Perú les permitía mantener la esperanza de clasificarse para la Copa del Mundo si cuatro días después vencían a Uruguay. Cosa que lograron en otro encuentro no apto para cardíacos.