En ella se vieron las caras dos debutantes en la competición. El Real Madrid, como vencedor de la Copa de Europa y el Chelsea, vigente campeón de la Recopa de Europa.
En ambos casos sus logros a nivel continental eran previos a la creación de dicho torneo.
Para los blancos aquel partido tenía cierto sabor a venganza tras la final de la Recopa perdida en 1971. En aquella ocasión los Blues se impusieron en el partido de desempate desde entonces no habían vuelto a verse las caras.
Además la competición estrenaba formato, siendo desde entonces a partido único en campo neutral.
El equipo londinense salió con un planteamiento más defensivo y logró contener los arreones blancos. Poco a poco el partido se fue abriendo y los londinenses fueron arriesgando algo más y generando ocasiones.
El gol de Poyet, que había entrado mediada la segunda parte, significó la victoria del Chelsea con un fuerte derechazo ante el que nada pudo hacer Bodo Illgner.
Los merengues se quejaron amargamente de un agarrón dentro del área que el colegiado no señaló. El marcador no se volvió a mover y la Supercopa de Europa puso rumbo a Londres por primera vez.