Aquel día se midieron en el Camp Nou culés y sevillistas en dinámicas muy distintas, los locales buscaban dar caza al líder, mientras que los visitantes querían poner distancia con la zona caliente..
En el primer minuto de juego Bakero adelantó a los azulgrana. Toni Polster empató desde los once metros en el 28’ y apenas tres después Julio Salinas adelantó de nuevo a los locales.
Antes de la jugada que hizo estallar al público, el colegiado ya había escuchado la música de viento por retractarse de una decisión. Señaló penalti a favor de los azulgrana, pero su linier le hizo cambiar de idea al considerar que había fuera de juego.
Un error que marcó una carrera
Los ánimos se apaciguaron porque el partido parecía cerrado con el gol de Roberto en el minuto 75, pero poco después se armó la marimorena.
Brito Arceo señaló un penalti sobre el delantero austriaco que se escapaba en solitario para cazar un balón lanzado por Dassaev, pero todo el mundo (excepto el trío arbitral) pudo ver que Serna le había derribado a dos metros de la frontal del área.
En medio de la bronca, hasta cuatro jugadores locales fueron amonestados y, en medio de la crispación el propio Polster se encargó de transformarlo para iniciar una remontada hispalense que certificaron Carvajal y Conte en apenas cuatro minutos, entre el 83’ y el 87’.
Los culés se retrotrajeron casi dos décadas atrás, hasta el famoso “penalti de Guruceta” en un partido copero ante el eterno rival y, si en aquella ocasión los hinchas no se tomaron nada bien el error arbitral, algo similar sucedió con este injusto penalti señalado por Brito Arceo.
En el siguiente encuentro en el Camp Nou soltaron un cerdo con una camiseta en la que se podía leer el nombre del colegiado. Tal era el clima de tensión que Brito Arceo no fue designado por el Comité de Árbitros para dirigir al Barça durante tres años.
Un error que marcó una carrera
La directiva culé, hasta el siempre moderado Nicolau Casaus rajó de él, le terminó perdonando el fallo y le obsequiaron con una escultura cuando Brito Arceo cumplió los 150 partidos en la Liga.
Aquel error marcó la carrera de uno de los colegiados más prometedores del fútbol español, que había ascendido a Primera División con apenas 24 años y se convirtió en el más joven en impartir justicia en un partido internacional, con apenas 27.
Menos benevolente fue Jesús Gil que a comienzos de los 90 llegó a repartir una carta entre los aficionados del Atlético de Madrid en la que figuraba incluso la dirección de Brito Arceo, tras una actuación que consideró perjudicial para el club rojiblanco.
En el año 2000 abandonó el arbitraje por problemas económicos y, jamás volvió a dirigir un partido.