La selección española visitaba Aarhus con la necesidad de vencer a Dinamarca, ya que, de lo contrario no dependería de sí misma para meterse en la Eurocopa que se disputaba el verano siguiente.
A la urgencia por ganar tras caer ante rivales como Suecia o Irlanda del Norte se le sumaba la eterna lucha entre Luis Aragonés, la prensa y parte de la afición por prescindir de Raúl González, un icono del fútbol español que encaraba la recta final de su carrera.
En el 14’ Raúl Tamudo adelantó a los visitantes y al filo del descanso llegó una oda al juego colectivo que se encargó de culminar Sergio Ramos picándola por encima del meta danés.
Fue algo más de un minuto de constantes desmarques y combinaciones para desorganizar al oponente, con el balón yendo de un lado a otro.
Un total de 28 toques de nueve futbolistas para una jugada excelsa en la que únicamente no tocaron la pelota Albelda y Casillas, con un parecido razonable al memorable gol de Carlos Alberto en la Copa del Mundo de 1970.
No fue el partido más brillante de la desde entonces apodada como “La Roja”, pero aquel gol sentó las bases del estilo que les llevaría a encadenar los tres siguientes títulos internacionales en cuatro años en los que bordaron el fútbol.