Aunque sus mejores días ya han pasado, a lo largo de su dilatada carrera ha dado muchas alegrías allí donde jugó.
Para los madridistas seguramente hay un momento estrella. Su gol al Atlético de Madrid en la final de Lisboa.
En 2014 por primera vez en la historia dos vecinos de la misma ciudad se enfrentaron en una final de la Copa de Europa.
Real Madrid y Atlético de Madrid se jugaron la gloria en un derbi nunca dado hasta la fecha en esas circunstancias.
Simeone había rescatado a los rojiblancos poco más de dos años atrás, convirtiéndoles en uno de los equipos más temidos del Viejo Continente.
Una semana antes los colchoneros conquistaron la Liga Española 18 años después de su último título.
Godín adelantó a los colchoneros en el 36′ y todo parecía decidido cuando prácticamente se había consumido el tiempo añadido.
La última oportunidad blanca llegó en forma de saque de esquina, Ramos se erigió como un gigante y cabeceó a la red el balón cuando apenas restaban 15 segundos de descuento. Este mazazo derrumbó a los colchoneros, que cayeron por 4-1 en la prórroga.
Una vez más, como en su primera final 40 años atrás, todo se les vino abajo en los últimos instantes.
Después de aquel gol de Ramos al Atlético de Madrid, el capitán blanco se convirtió en un auténtico especialista en la zona Cesarini.