Eran malos tiempos para la lírica en Can Barça. Lío en lo institucional y desbarajuste en el campo con irregulares resultados deportivos.
Por si fuera poco se había despilfarrado el montante del traspaso de Figo en fichajes de escaso o nulo rendimiento.
Aquella temporada habían pasado por el banquillo culé Serrar Ferrer y Charly Rexach tras la destitución del holandés Louis Van Gaal.
Última jornada. Barcelona y Valencia que venía de disputar dos finales consecutivas de Copa de Europa, se jugaban un puesto en la siguiente edición. A los locales sólo les valía ganar.
Fue un partido loco. Rivaldo marcó aquel día los tres goles y Baraja empató para el Valencia en dos ocasiones.
En el minuto 88 Frank De Boer colgó un balón a la frontal del área. El brasileño controló con el pecho y se la dejó a la altura justa para ejecutar una chilena descomunal ante la que nada pudo hacer Cañizares.
Aquella chilena de Rivaldo metía a los culés en la siguiente edición de la Copa de Europa. Si recordado es este golazo, no menos la alocada celebración de Joan Gaspart en el palco de autoridades.