Poco antes de su primera edición escribió una columna en L’Equipe con su visionaria idea que terminó fructificando a mediados de la década de 1950.
A finales de 1954 el vigente campeón inglés y equipo de moda en las islas, Wolverhampton Wanderers derrotó primero al Spartak de Moscú y después al mítico Honved de los Czibor, Kocsis, Puskas compañía.
En aquel duelo existía cierto revanchismo pues apenas un año antes la Hungría compuesta por la mayoría de la jugadores del Honved había endosado un doloroso 6-3 a los ingleses, en la que fue su primera derrota en Wembley.
Ni corto ni perezoso el Daily Mail proclamó a los “Lobos” campeones del mundo el 13 de diciembre de 1954. Estaban faltos de repercusión internacional y este triunfo parecía resarcir su mal papel en la Copa del Mundo celebrada meses atrás.
La reacción de Hanot no se hizo esperar y apenas tres días después presentó su proyecto de la Copa de Europa, torneo en el que se enfrentarían los dieciséis mejores equipos de Europa en una liguilla a ida y vuelta.
Los predecesores
Antes de la Copa de Europa hubo otros torneos similares en el Viejo Continente, aunque no aglutinaban a la totalidad de países.
Primero nació la Copa Mitropa, competición que se disputó entre 1927 y 1992, con algunos paréntesis y, en la que empezaron participando las mayores potencias del continente en el momento de su creación: Austria, Checoslovaquia, Hungría y Yugoslavia.
Más tarde se unieron clubes de Italia, Rumanía o Suiza. Este torneo auspiciado por el legendario Hugo Meisl sucedió a la Copa Challenge (1897-1911) disputada exclusivamente por equipos del Imperio austrohúngaro.
El torneo más cercano a la creación de la Copa de Europa fue la Copa Latina (1949-1957) en la que se enfrentaban los campeones de las Ligas de los cuatro países más cercanos al Mediterráneo: España, Francia, Italia y Portugal.
También influyó en la creación de este torneo el Campeonato Sudamericano de Campeones, germen de la Copa Libertadores (1960) y, que celebró su única edición en 1948 con la presencia de los campeones de siete países sudamericanos.
Reunión clave
Lo que vino a continuación os sonará, porque tiene ciertas similitudes con lo que ha ocurrido recientemente tras el anuncio de la Superliga. Las federaciones más potentes se negaron en rotundo a este nuevo formato..
El proyecto fue presentado a los mejores equipos del continente y finalmente decidieron que dieciséis clubes se medirían en eliminatorias a ida y vuelta. Seguían contando con una nueva fuente de ingresos pero no saturaban tanto el calendario. Dos por uno. Win-Win de manual.
A mediados de abril de 1955 el director de la prestigiosa revista francesa convocó una reunión en París. Allí acudió Santiago Bernabéu el máximo mandatario del Real Madrid y el presidente que más se interesó por la nueva competición.
La UEFA puso como requisito para su creación que no se llamase Copa de Europa, ya que, estaba en ciernes la creación de la Eurocopa. De ahí que el nombre del torneo fuese Copa de Clubes Campeones Europeos.
Varias federaciones renunciaron a participar, entre ellas la inglesa, que prohibió al Chelsea participar, pero un año después el Manchester United se convirtió en su primer representante pese a no contar con el beneplácito de la FA.
La Copa de Europa por fin estaba en marcha. El 4 de septiembre de 1955 Sporting de Lisboa y Partizán de Belgrado disputaron el primer partido en la historia del torneo. Un duelo que finalizo 3-3.
Aquella primera edición concluyó el 13 de junio de. 1956 con el Real Madrid alzando el primero de sus cinco títulos consecutivos tras imponerse 4-3 al Stade de Reims en el Parque de los Príncipes.
Nuevos tiempos para la Copa de Europa
La búsqueda de más ingresos por parte de los grandes clubes provocó que la competición sufriese a comienzos de los 90 el mayor cambio de su historia.
En la temporada 1991-1992 hubo por primera vez una fase con dos grupos en los que ambos campeones accedían a la gran final, pero el año siguiente fue la revolución total, el torneo cambió incluso de nombre pasando a llamarse Liga de Campeones.
Poco a poco se fue ampliando el cupo de participantes, por ende aumentaron los partidos y los ingresos, convirtiendo a la Champions League en uno de los productos deportivos más mastodónticos del mundo.
Primó el dinero y se fue restando su esencia futbolera, pese a ello no ha perdido un ápice de prestigio y no hay un solo jugador o aficionado que no sueñe con que su equipo conquiste este trofeo.