Este choque tuvo lugar en el Estadio Carlos Dittborn de Arica y correspondía a la segunda jornada de la fase de grupos de la Copa del Mundo disputada en tierras chilenas.
Era la primera participación para los cafeteros y, tras caer en la primera jornada contra Uruguay, necesitaban ganar a una de las favoritas del torneo y vigente campeona de Europa, si querían clasificarse para la siguiente fase.

Jugando a la ruleta rusa
En los instantes iniciales la ilusión colombiana caía en picado al ver como la URSS se adelantaba hasta tres veces en el marcador en apenas once minutos con el doblete de Valentín Ivanov y un gol de Ígor Chislenko.
Germán Aceros recortó distancias para los colombianos en el 21’ y, en la segunda mitad llegó la locura. En un Mundial en el que por desgracia lo que más se vieron fueron patadas, este partido fu una orgía de goles.
En el 56’ Viktor Ponedelnik marcó el 1-4, pero en apenas ocho minutos (entre el 68’ y el 76’) los colombianos lograron la igualada. Marcó primero Marcos Coll, el que a día de hoy sigue siendo el único “gol olímpico” en un Mundial y le siguieron los tantos de Antonio Rada y Marino Klinger, que llevaron al delirio a los aficionados de la “Tricolor” presentes en tierras chilenas.

Desde ahí hasta el pitido final fue un intercambio de golpes entre soviéticos y colombianos, pero el marcador ya no se volvió a mover.
Tras esta gesta aún tenían mínimas esperanzas de clasificarse, pero la goleada 5-0 de Yugoslavia las tiró por tierra y tuvieron que pasar 28 años para volver a ver a los colombianos en la cita mundialista.
Durante muchos años esta fue la mayor hazaña de su fútbol, habían logrado un meritorio empate con una de las selecciones más potentes marcándole cuatro goles al mejor portero del mundo, Lev Yashin, de ahí que todo hincha cafetero de la época recuerde con orgullo el famoso “Con Colombia Casi Perdemos”.