Dominaron con puño de hierro en tierras chilenas en un torneo en el que maravillaron con su juego, contabilizando sus partidos por victoria, a excepción de la gran final, en la que doblegaron a Alemania Federal en la tanda de penaltis.
Con 17 goles en 6 encuentros este equipo continúa teniendo el mejor promedio goleador en una fase final de la Copa del Mundo sub-20.
Un oasis en medio del caos
Robert Prosinecki fue nombrado mejor futbolista del torneo, encabezando un excelente combinado en el que también figuraban futbolistas de la talla de Zvonimir Boban, Davor Suker, Dejan Savicevic, Robert Jarni, Predrag Mijatovic, Sinisa Mihajlovic, Vladimir Jugovic o Branko Brnovic entre otros.
Dirigidos por el legendario Mirko Jozic aquel grupo funcionó como tal dentro y fuera de los terrenos de juego, logrando dejar a un lado las diferencias políticas y étnicas, pues en el coexistieron sin problema alguno bosnios, croatas, montenegrinos y serbios.
Al mismo tiempo que esta magnífica generación de futbolistas maravillaba en Chile, a miles de kilómetros en su país Slobodan Milosevic se hizo con el mando del Partido Comunista enarbolando la bandera del nacionalismo serbio.
Poco después arrancó la fatídica Guerra de los Balcanes, que dejó 140.000 muertes, más de 4 millones de personas desplazadas y, mucho menos importante por supuesto, nos privó de ver a la mejor generación de Yugoslavia en un gran torneo.
Pese a clasificarse para la Eurocopa de 1992 fueron expulsados del torneo y su lugar lo ocupó una sorprendente Dinamarca, a la postre campeona en tierras suecas. Todo esto nos privó de saber hasta donde podría haber llegado aquel magnífico equipo y es que a finales de los 80 y comienzos de los 90 Yugoslavia fue una de las mayores potencias en casi todos los deportes colectivos.