Finales de los 80. Un AC Milan regenerado, con Sacchi en el banquillo y excelentes jugadores sobre el césped había recuperado el Scudetto casi una década después.
Estamos hablando de una Serie A repleta de estrellas. Un campeonato durísimo que el SSC Napoli había logrado por primera vez en su historia en la 86-87 gracias a la irrupción de “El Pelusa”, repitiendo conquista en la 89-90.
Para que os hagáis idea del nivel sobre el césped. Ese año “Los Inmortales” ganaron la primera de sus dos Copas de Europa consecutivas, mientras que el SSC Napoli ganó de la Copa de la UEFA.
Corría el 27 de noviembre de 1988 los “rossoneri” a cinco puntos del liderato querían meterse en la pomada tomando San Paolo. Los locales mantenían una tensa pugna con el Inter por estar en lo más alto de la tabla.
Comienza el espectáculo
Aquel Napoli vs Milan arrancó tenso con los dos rivales estudiándose, pero sin que ninguno de los contendientes renunciase al ataque.
El equipo partenopeo dominaba el juego pero no estaban del todo finos en los metros finales. Hasta que llegó el minuto 42.
Baresi lanzó hacia delante a su defensa. Pero ese día la táctica no función. Maradona se coló entre los zagueros milanistas y ante la salida de Galli ¿Qué hizo? Una genialidad.
Ni corto ni perezoso aprovechó el bote del balón para rematar de cabeza a casi 30 metros de la portería. Extraordinario. Sólo la ocurrencia denota que el “10” estaba tocado por una varita mágica.
Sin tiempo para reaccionar. Baresi falla en un saque largo del meta napolitano. Maradona toca de cabeza y Careca fusila para el segundo.
Un vendaval celeste había engullido a uno de los mejores equipos del continente en apenas 3 minutos. Y lo que les quedaba.
En el 48’ Carnevale se escapa en velocidad para alcanzar un balón a la espalda de la zaga “rossoneri”. Su tímido remate lo repele Galli, pero por allí aparece Francini para marcar el tercero a puerta vacía.
Los locales estaban desatados. El AC Milan recortó distancias en el 65’ con un penalti transformado por Virdis. Fue un mero espejismo.
En el 78’ Careca se escapaba de nuevo en velocidad para cerrar el encuentro en otra contra fugaz. El antídoto perfecto a la defensa adelantada del Milan. Sacchi no se podía creer el baño al que estaba siendo sometido su equipo.
Estrella entre las estrellas
Aquel Scudetto se lo llevó el Inter. Los “rossoneri” se llevaron la Copa de Europa, pero aquel día en San Paolo el sistema infalible de Sacchi hizo aguas ante la calidad de “El Pelusa”.
No era nada fácil ganar el campeonato italiano en los 80, donde cada semana te tenías que ver las caras con los Maradona, Platini, Sócrates, Zola, Matthäus, Maldini, Gullit, Van Basten o Völler.
Maradona disfrutó como un niño aquella tarde en San Paolo. Tanto que su mosqueó fue monumental cuando el colegiado Luigi Agnolin decretó el final del encuentro sin dejarle lanzar una falta.
¿Acaso su equipo necesitaba más goles? Para nada. Era ambición pura y dura. Maradona tenía plena confianza en que iba a marcar un nuevo golazo. Estaba en modo insaciable.